Pongamos que hablo de vivir (XXXIII) - En un lugar de la jara, de cuyo nombre hoy quiero acordarme

JOSÉ ANTONIO CARBONERO FERNÁNDEZ
(Técnico de la Cooperativa Olivarera Ntra. Sra. de Luna de Vva. de Córdoba)


Lo luna es más importante que el sol, porque es de noche cuando necesitamos la luz, evidentemente en mi caso y en el caso de otros muchos, la Virgen de Luna es nuestra luna, es la que nos ilumina en cada etapa que vivir nos toca. Desde pequeño, la Virgen de Luna ha formado parte de mi vida, recuerdo bien la vinculación que siempre he tenido con la patrona, las primeras romerías a las que asistí, hacer el camino con la familia y amigos, entre ellos mi querido Juan Francisco Calero Mohedano, gran devoto de la Virgen. Pasados los años también recuerdo como una vez volvía de Almería donde cursé mis estudios universitarios, mi madre me contaba con todo lujo de detalles, y esa gracia que le caracterizaba, como siempre que le rezaba y le pedía suerte para que me ayudará con alguno de mis exámenes, y si el resultado final era un aprobado, cuando a posteriori se lo contaba, mi querida madre siempre me decía: “ves hijo mío, la Virgen de Luna nunca falla”, tampoco lo olvidaré.

Decía el sabio que no cambia París por su aldea, pues quizás el hombre tenía algo de razón no lo sé, al menos la tenía en varios aspectos muy acuciantes para lo que respecta a las tradiciones de los pueblos, desde mi punto de vista, la relación que mantiene la Virgen de Luna tanto con los cofrades que estamos en el pueblo, como los que están fuera de este y la veneran de igual forma, tiene que ver un poco con todo, con la creencia, con la esperanza, con la salud y con el bienestar físico, mental e incluso, visual. “Lo rural se convierte hoy, antes que la ciudad, en el soporte para las reivindicaciones sobre la calidad de vida y en la fuente de inspiración para una argumentación crítica del desarrollo económico”. (Mormont, 1997: 27).

En este tiempo, donde sólo valoramos lo material, adquiere vital importancia todas y cada una de la reivindicaciones que tengan por objeto ensalzar a Nuestra Patrona, ya que encarna los valores necesarios que todos y cada uno de nosotros necesitamos para vivir en la armonía que necesitamos, primero como seres humanos y segundo para con nuestro entorno, al que tanto aprecio. Afirmo rotundamente que en este emplazamiento de Sierra Morena llamado comarca de Los Pedroches hay muchos valores que no se pagan con dinero y que curiosamente, son totalmente gratuitos.

Ejemplo real y cercano es este, no hace mucho tiempo, en una noche de cielo despejado decidí acercarme al Santuario por la noche, este hecho me produjo gran satisfacción pues a mirar al cielo, auspiciado por la figura de la Virgen en su casa, se da uno cuenta de que en las noches despejadas resulta algo extraordinario contemplar que desde el Santuario de la Virgen de Luna, la Vía Láctea corta el cielo en dos, cruzando desde las constelaciones boreales de Perseo y Casiopea al norte hasta las impresionantes regiones del Escudo, Escorpio y Sagitario (donde se localiza el centro de nuestra Galaxia) hacia el sur, pasando por el Cisne cerca del cenit, ahí es nada, coincidencia o no, a uno le da que pensar ¿verdad?.

En mi humilde opinión, lo más bonito y entrañable que tiene todo lo que rodea la devoción a la Virgen de Luna, y no es poco, es el hecho de poder acompañarla desde el pueblo al Santuario y del Santuario al pueblo, es el momento donde los romeros expresan su sentimiento, su respeto o su esperanza en un trayecto donde la Romería recorre nuestra magnífica dehesa, en comunión con el medio rural y los animales que observan con curiosidad este ritual que se da un par de veces al año, en este contexto se entiende que a veces frases como la de Ralph Waldo Emerson inspiren a su autor: “La naturaleza siempre lleva los colores del espíritu”.

En un hábitat en el que lo social y lo económico pueden convivir de forma adecuada, bien manejados ambos, claro, es algo sin parangón para el romero y también para el visitante porque es un día para que todo el mundo disfrute y sea participe de la celebración. Tenemos que valorar lo nuestro, y la gran suerte que tenemos de compartir tradiciones y emplazamiento, piensen, por un momento, en el placer que supone levantarse y desayunarse buena rebanada de pan de nuestros pueblos con AOVE y jamón de los Pedroches y luego poder plantearse desarrollar cualquiera de los cientos de maravillosos planes que nuestra zona ofrece, los cuales son ideales para el disfrute de la vista y los sentidos, la Ruta al Santuario de la Virgen de Luna o la Ruta de la Grullas, son ejemplos de ello, pero igualmente cualquier paseo por alguno de nuestros caminos rurales nos ofrece la posibilidad de disfrutar gratuitamente de nuestros paisajes y su variada riqueza.

La Virgen siempre ha estado bien presente en el principal y más importante motor de nuestra comarca, tanto la actividad agrícola (contamos con una Cooperativa Olivarera que lleva su nombre con orgullo) como en la actividad ganadera. Por tanto, cuidemos lo que tenemos y seamos responsables del medio que nos rodea, pues somos nosotros los encargados de legarlo a nuestros descendientes, sí es posible, en mejores condiciones que lo encontramos. Y qué gran verdad es poder decirles que espero y deseo que este sentimiento compartido de respeto y amor por las tradiciones, por la Virgen de Luna, por el paisaje y por su belleza común, sea la mejor vía posible de transmisión de valores a generaciones venideras. Qué ese esfuerzo, esa esperanza que nos da la Virgen, esa luna que les decía, esa unión, sea nuestro único, nuestro mejor legado. ν

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