La rebelión de los bereberes y el saqueo de Fhats Al Ballut

ARTURO LUNA BRICEÑO


Los tres últimos años de la primera década del año mil marcaron el final del Califato de Córdoba, y los acontecimientos más trágicos de esta caída sucedieron en nuestra comarca.

A la muerte de Ben Amir, más conocido como Almanzor, le sucedió su primogénito Mudafar, que como hiciera su padre mantuvo con vida al Califa Hixen II y él gobernó como visir. Mudafar, murió de un ataque al corazón, dos años después de subir al poder (1004). Había partido de Córdoba para ir a combatir las incursiones cristianas en las marcas del norte de Al Andalus. Eligió para hacer el camino hasta Toledo, la ruta de Qalyana, o lo que es lo mismo, el camino por donde sale la luna. A la segunda jornada del viaje se sintió enfermo, pero decidió seguir su marcha y no volver a Córdoba, y al llegar al lugar que hoy ocupa el Santuario de Luna, falleció.

Le sucedió su hermanastro Abderramán Ben Amir, hijo de Almanzor y de Sancha de Navarra, al que la historia conoce como Sanchuelo. Que al subir al trono decidió apresar y destronar a Hixen II, y autoproclamarse él mismo Califa. Los omeyas de Córdoba y las tropas asalariada bereberes deciden destronarlo. Es decapitado por los omeyas fieles a Hixen II en el Monasterio de Xaux, que se encontraba a 20 Kilómetros de Córdoba y que se supone que estaba en Obejo. Era el 4 de Marzo del año 1007.

A Sanchuelo, le sucedieron a lo largo de tres años, varios califas de la familia Omeya, que no supieron gobernar ni conservar el Califato, lo que provocó que no pudieran pagar las tropas asalariadas bereberes que se rebelaron saqueando Córdoba y

Medina Azahara, a la que prendieron fuego. Siguieron los saqueos por las cercanías de Córdoba y se hicieron fuertes en El Llano de las Bellotas.

Así comenzó el abandono de la población árabe y mozárabe de la Comarca de los Pedroches que se refugiaron en Córdoba.

Se evitaron, por peligrosos, los caminos de Córdoba a Toledo. Durante treinta años permanecieron los rebeldes africanos en el Fhast Al Ballut, saqueando y viviendo en las fortalezas de Los Pedroches.

Con la llegada de la Republica Yawarita en el año 1.031 y la instauración de los Reinos de Taifas, nuestra comarca volvió a tener vida. Es la época en que nace en Pedroche el Astrologo Al Petruchi, también conocido como Al Petragio. Pero con la toma de Toledo por Alfonso VI la despoblación de la Kora de Fhast Al Ballut fue definitiva. Cuatro años después, el Emir Almorávide Yusuf se mostró intolerante con judíos y mozárabes. Los conminó a que abdicaran de su fe, pero no lo consiguió y decretó persecuciones contra ellos.

Las comunidades mozárabes de Los Pedroches, ante la destrucción de sus monasterios y basílicas, escondieron sus imágenes y buscaron refugio en lugar seguro y suplicaron al monarca aragonés Alfonso el Batallador a que viniese a liberarlos del yugo que pesaba sobre ellos.

El Batallador devastó parte de Al Ándalus y llegó por el Llano de las Bellotas hasta las puertas de Córdoba. Volviendo a Aragón con diez mil mozárabes. Los que no pudieron ir a Aragón fueron deportados a África y alojados en la ciudad de Fez.

Los mozárabes del Llano de las Bellotas, que eran descendientes de las familias romanas que se convirtieron al cristianismo, partieron para tierras aragonesas, después de haber escondido en pozos, rocas o encinas las imágenes de sus mártires, santos

protectores o vírgenes. Las mismas que siglos después aparecerían en los lugares en que fueron arrasadas las iglesias mozárabes. Son las imágenes, aunque con otro nombre y otra fisonomía, a las que seguimos venerando en sus ermitas de Los Pedroches.

Para proteger a los descendientes de los mozárabes, que llevó a lugar seguro Alfonso el Batallador, y que venían en peregrinación en busca de los lugares perdidos, los Caballeros Templarios se establecieron en el Santuario Fortaleza de Santa María de Mochuelos, y años más tarde sus herederos, la Orden de Calatrava, recuperó el pasado cristiano de las antiguas familias mozárabes.

Hoy, en su recuerdo, los diecisiete pueblos de Los Pedroches mantienen vivas las tradiciones heredadas de aquellas primitivas comunidades cristianas. 


Batipterio Mozarabe de las Cruces


Santuario de la Virgen de Luna.


Ermita de la Virgen de la Estrella.

Ermita de la Virgen de las Cruces.

Santuario de la Virgen de Luna.


Santuario de la Virgen de Veredas.


Santuario de la Virgen del Sol.

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