ARTURO LUNA BRICEÑO


Nadie como yo, impulsado por una noble indignación 
y desnudando la espada de doble filo 
Cruzó el desierto, surcó el mar, y superando olas y 
estériles campos 
Conquistó un reino, fundó un poder y un nimbar 
independiente para la oración. 
Organizó un ejército que se hallaba aniquilado 
y pobló ciudades que se hallaban desiertas. 
Y después llamó a su familia toda a paraje donde 
pudo venir como a su propia casa. 
Y él vino, sin embargo, acosado del hambre, 
ahuyentado por las armas, fugitivo de la muerte 
Y obtuvo seguridad y hartura, riqueza 
y familiares. 

Este poema lo escribió Abderramán I, conocido como Al Dahil (El Emigrado), el primer Omeya, que huyendo de la matanza de los Abasidas, llegó a España, reclamado por sus seguidores. Entre los meses de septiembre y octubre del año 755 desembarcó en Almuñécar. Así empezó el emirato independiente de Córdoba. Permaneció esta dinastía hasta la llegada de la Republica Yawarita en el año 1010. Fueron los doscientos cuarenta y cinco años en que Córdoba se convirtió en la Ciudad más importante de Occidente.

La culminación del poder y gloria de los Omeyas, la marca Medina Azahara, que comenzó a construirse en el 936 y fue saqueada e incendiada en el 1.13. La mítica ciudad palacio tuvo una fugaz existencia de 77 años.

La primera vez que visité las ruinas de Medina Azahara fue en el otoño de 1972, estaba localizando los lugares en que íbamos a rodar mi serie de TVE “Oficios para el recuerdo”.

Para entonces no había mucho reconstruido, pero ya estaba delimitada la parte sur de la ciudad y recuperado y techado el Salón de los Califas. Busqué información sobre estas ruinas y encontré en una librería de viejo una guía turística de Córdoba de la década de 1940, sin autor en la que leí:” Las ruinas de la Ciudad y Palacios de Medina Az-Azahara, sitos en el lugar conocido como Córdoba la Vieja se declararon Monumento Nacional por Real Orden de 12 de julio de 1923”

En la primavera rodamos el último capítulo, de los trece primeros, titulado “Los buscadores de recuerdos” y 16 minutos de este documental fueron rodados en las ruinas y los obradores de recuperación de Medina Azahara. Diez años después en otra serie que dirigí y escribí: “Arquitectura Popular, El Monumento y su leyenda”, el avance en la recuperación de la Ciudad Palacio era importante y hoy ya es un monumento que ha mostrado su potencial para que la Unesco conceda la cuarta declaración de Patrimonio Protegido de la Humanidad a la Ciudad de Córdoba.

Y precisamente esta cuarta concesión de la UNESCO es la que liga a la Comarca de los Pedroches a Medina Azahara. De las minas de Kuzna, que eran las que hoy conocemos como Las Morras, El Soldado y Rosalejos, se obtuvo la plata para decorar y el plomo para las cañerías que conducían el agua a la dos grandes fuentes: Una regalada por Constantinopla y otra de mármol verde.

Y también se obtuvo oro en diferentes lugares de nuestra Comarca. Oro existente en el gossam, cubierta que tienen algunos filones de calcopirita. Y extraordinariamente el mercurio, al que los árabes explotaron llamándole, “azogue”.

No estaría de más que reivindicáramos nuestros lugares olvidados. Por ejemplo la Mina de La Romana de la que Tito Livio dice que de ella se obtenía el cobre conocido como “Cordubensis” que se puso de moda en Roma. Mina que siguieron explotando los árabes. Y en las declaraciones de Hinojosa del Duque de 1794, para la Audiencia de Extremadura afirman que en su término existía una mina de oro. 

Almadén, siglo XIX.







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