¿En qué manos estamos?

JUAN PEDRO DUEÑAS SANTOFIMIA


Resulta sobrecogedor observar que dia tras dia se desvelan acontecimientos que por su envergadura y magnitud, aunque se sospechaban e insinuaban, nuestra capacidad de asombro no nos da para tanto, seria por ello que no podíamos ni tan siquiera atrevernos a pensar enque tales desmanes se pudieran estar cometiendo.

Tan solo cualquier insinuación que aflorara al ámbito público es causa suficiente para ser investigado y de no ser así se alimentaría la convicción que poder ser cierto todo aquello que desde hace mucho tiempo se viene diciendo respecto del comportamiento del rey Juan Carlos I, tanto en el ámbito personal y privado como en el ejercicio de su función como jefe del Estado.

Son muchas las preguntas que venimos haciéndonos los ciudadanos respecto a la idoneidad del rey y mas aún respecto de su existencia como institución. Preguntas que no han sido respondidas en la convicción que tienen los que ostenta el poder de que pueden mantenerse en secreto durante el tiempo necesario como para ser olvidadas dejando pasar este ciclón de acontecimientos que impregnan la figura del ex-monarca. Así ha venido siendo en la historia, pero obvian que en el presente los accesos al conocimiento de cualquier secreto de Estado o de la actuaciónes ilegales de los poderes del mismo pueden ser sacadas a la luz con suma facilidad y divulgadas a velocidad de la luz.

Que las monarquías borbónicas han sido corruptas es algo demostrado por la historia y por tanto sería una traición al rango a la estirpe que el rey Juan Carlos no lo fuera tambien. Forma parte de su ADN.

Desde su imposición nos lo han querido vender como un sujeto campechano, próximo al pueblo y salvador de la patria, pero ya desde entonces, desde dias posteriores al 21F se comentaba que fuera el propio rey el autor intelectual de la rebelión frustrada a los militares rebeldes para despues vender como éxito personal su aborto, cuando en realidad todo estaba debidamente controlado y dirigido. Dos o tres cabezas de turco pagaron su necedad prestándose a semejante espectáculo que después se ha desvelado como un sainete de poco rango.

Los casos se le iban acumulando al monarca incluso en el ámbito de su vida privada, atribuyénsele relaciones extramatrimoniales que, de haber sido explícitamente asumidas o reconocidas hubieran originado un cisma con la iglesia ante el dilema de verse obligada a bendecir el adulterio o condenar la inmoralidad del rey. Al final, con su silencio una vez más, se hizo cómplice para su mayor desprestigio y credibilidad. Al rey como viene de ascendencia divina se le puede perdonar todo, pues solo responde ante Dios y la historia.

El perdón que el ex-monarca nos pidió a los españoles bajo promesa real de no volver a ocurrir: “lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”, fue otra inmoralidad, pues mientras él disfrutaba de una cacería de lujo en Botswana con la princesa alemana Corinna, los ciudadanos eran desahuciados de sus viviendas familiares por no poder pagar la cuota de sus hipotecas, cuando ya entonces, según fuentes bien informadas que lo han puesto en negro sobre blanco, el monarca daba las instrucciones correspondientes y ejercía las influencias necesarias para el desarrollo de la agencia Noos de cuyos pingues beneficios, él percibía sus correspondientes comisiones, con la indecente actitud de llevar a la cárcel a su yerno Urdangarín y relegar a su hija como miembro de la familia real. Ni rey, ni padre, ni nada. Solo un comisionista con cuentas en paraísos fiscales que no declara al fisco usando testaferros para el manejo de un dinero obtenido ilegalmente, mientras los ciudadanos esos a los que se nos quiere vender como un padre salvador un ejemplo de comportamiento, y una familia venerable, a esos pobres degraciados se les rie en sus narices ignorando sus penuarias y necesidades vitales mientras él y su “casta” viven como Dios a costa de ellos , es decir a costa nuestra ;y por si fuera poco nuestro sistema institucional y legal no puede actuar contra tales desmanes por proclamarlo, durante su mandato, irresponsable de sus actos, lo que no deja de ser paradójico porque, en verdad , resulta ser un absoluto irresponsable.

Como cuenta la historia, en el imperio romano “No basta que la mujer del César sea honesta, tambien tiene que parecerlo” pero, éste no es el caso porque ni lo es ni lo parece.

Solo una afimación, como bálsamo para tanto mal. La exigencia legal de quienes teniendo la obligación de denuncicar ante la fiscalía del Estado los supuestos delitos que se le vienen atribuyendo al ex-monarca Juan Carlos I, no lo hacen, se convierten en sujetos cómplices del delito para los que nuestras leyes penales imponen la misma condena que al autor de los delitos que se pretendieran encubrir. Cualquier explicación o escusa que quieran dar ante el pueblo no tendrá ni consistencia legal, ni moral ni política porque todos los hoy cómplices silenciosos prometieron o juraron (ellos y ellas) cumplir y hacer cumplir la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, y ese ordenamiento les obliga a denunciarlo.

Una primera piedra de toque para poner a prueba la decencia del nuevo presidente del gobierno, pues insisto, una cosa es predicar y otra tirarse al ruedo si se quiere ser torero. Hojalá, me equivoque y pediré perdón públicamente si así procede, pero me atrevo a aventurar que el presidente del gobierno Pedro Sánchez , quedará a lo sumo en torero bombero sino, tiempo al tiempo y así desde luego nadie le dará la alternativa. ν

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