PSOE: Poder, responsabilidad y elecciones

SEBASTIÁN MURIEL GOMAR


La fragmentación del tradicional reciente espacio político español, con la irrupción de C’s y Podemos, ha permitido que con una sagaz lectura del número de escaños y algunos guiños iniciales encriptados, Pedro Sánchez haya sido nombrado Presidente del Gobierno con solo 84 diputados. Separatistas, nacionalistas, populistas y socialistas se pusieron de acuerdo en defenestrar a Rajoy políticamente. No es que a todos les gustara Pedro pero todos sabían que Rajoy era un hueso más duro de roer y aprovecharon la coyuntura.

Por paradójico que parezca, la realidad es que España está siendo gobernada con el apoyo tácito e interesado de los partidos que quieren cargarse el mapa y la Constitución actual. Es ahí donde radica el poder y la responsabilidad del PSOE. La independencia de Cataluña y el arrinconamiento / desaparición de la Monarquía Constitucional, entre otros temas, están en sus manos. Para mí es un momento crítico. Las decisiones que se tomen van a modelar el futuro del Estado Español, nación de naciones según Pedro.

El silencio y la contemporización del Gobierno ante las provocaciones diarias y barbaridades de los penosos independentistas catalanes, presuntos golpistas y provocadores hasta el disparate y el aburrimiento, personalmente no me gustan. Pedro Sánchez ha renunciado a seguir judicializando el asunto catalán, vale, es una opción, pero ante la avalancha de barbaridades alguna declaración del Gobierno debería de contraponerse para recuperar cierto sentido común en asuntos de tanta gravedad y recordar la Constitución como marco colectivo legal de convivencia. Reformarla es una posibilidad, cumplirla y hacerla cumplir mientras esperamos esos cambios, no.

La habilidad de Pedro fue enorme para ser elegido Presidente, en moción de censura, sin programa alternativo conocido de Gobierno. Por cierto que no estaría mal que mostrara público agradecimiento a Ciudadanos por el trabajo de acoso y derribo al PP tras la famosa sentencia de la Gurtel que lo identificaba como partido corrupto. Ciudadanos dio el disparo de salida y cuando quiso darse cuenta, la carrera hacia la Moncloa estaba lanzada y casi ganada por el marketing y la listeza de los socialistas. El PNV, con su característica estrategia de estar en misa y repicando, remató políticamente a un Rajoy que – incrédulo ante tales nuevas – había sacado adelante los Presupuestos del 2018 la semana anterior. Lo que iba a ser un trámite, se convirtió en el primer cambio de gobierno de la democracia, vía moción de censura, mediante una amalgama de votos sellados de antimarianismo. Rajoy pudo evitarlo dimitiendo pero eso hubiera significado admitir su corrupción, cosa a la que no estaba dispuesto.

La responsabilidad del PSOE en esta tesitura es total, aparte de encabezar una gustosa moción y renunciar a convocar en breve las prometidas elecciones, tiene ante sí los virulentos ataques a la Monarquía – auténtico bastión de la España Constitucional -, la egocéntrica crisis catalana, paro, pensiones, inmigración, financiación autonómica, reforma de la Constitución,… Si la legislatura estaba casi perdida por la falta de apoyos al PP y la podredumbre de la corrupción, la situación actual hará que se pierda del todo pues los apoyos del PSOE son variopintos, con intereses muy particulares y centrifugadores de lo común. Pedro Sánchez fue presidente por los definitivos cinco votos del PNV. Recomponer la mayoría que lo llevó al poder para sacar adelante alguna iniciativa en el Congreso es tarea ardua y difícil, casi imposible. Con el Senado en manos del PP y sus 84 diputados está condenado, casi, a gobernar con decretos. Ahora bien la importancia cualitativa de esos 84 diputados es enorme pues con la ayuda del frente anti-PP pueden inclinar la balanza política hacía posiciones nunca conocidas en los cuarenta años de democracia. También podría el PSOE votar alguna cosa concreta junto al PP y C’s, pero eso parece estar descartado de antemano.

Manejar los variados e intensos intereses que hoy se manifiestan en el Congreso considero que no va a ser posible: hay mucho en común pero los partidos prefieren la diferencia. El PSOE ha sido determinante en varios momentos de nuestra reciente historia. Esto me hace pensar que la responsabilidad de Pedro Sánchez y del PSOE, ante la importancia de los problemas reales que necesitamos resolver, pasa por la convocatoria de elecciones generales antes de que acabe el año. Este Gobierno es legítimo pero han pasado demasiadas cosas y demasiado gruesas y el Parlamento debe actualizarse con la opinión enriquecedora de la ciudadanía.


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