Bienvenido San Jorge, el dragón y el sueño del Marqués del Carpio

ARTURO LUNA BRICEÑO


Andaba estos días como Miguel Hernández cuando se murió Ramón Sijé. O lo que es lo mismo yendo de mi corazón a mis asuntos. Porque algunos, los que hemos sido tozudos en nuestras ilusiones, no nos gusta ponerle límites a la providencia y aprovechamos las oportunidades que nos da la vida para conseguir llevar a buen puerto nuestras ilusiones. Y este último mes, cuando ya se supone que hay que quedarse ligero de equipaje para subir al Carro de Faetón en busca de otros lugares, que tanta literatura han tenido, a pesar que nadie ha vuelto de ellos para contarnos que es lo que han visto.

Ha sido octubre y lo que va de noviembre un encadenamiento de buenas noticias, de asumir nuevos retos y nuevas responsabilidades. Pero merece la pena, porque he vuelto al ambiente en que me he forjado y a luchar por las mismas ideas y compromisos en los que me he batido en mi vida laboral.

Y en esto andaba cuando al Museo del Prado le ha llegado la hora de cumplir doscientos años. Dos siglos felices en que en sus paredes y salones han sido colgados los lienzos pintados por los mejores pintores que han existido en seiscientos años en Europa. 

SanJorge y el dragón cuadro confiscado al Marqués del Carpio pintado por Rubens.


Y para celebrar tan magno acontecimiento hay un programa en qué se sucederán las exposiciones, y algunas serán itinerantes. Y dicen los responsables de ellas que se harán en todas las provincias del Reino de España. Y aquí está mi gozo. Por fin los vecinos de las Siete Villas de los Pedroches podrán contemplar algunos de los cuarenta y dos cuadros que el Rey Carlos II le confiscó a Catalina de Haro y Enríquez, Octava Marquesa del Carpio y Duquesa de Montoro, por no haber abonado los 1.649 vecinos que hubo de más de los dos mil que el Rey Felipe IV le había regalado a su valido, Don Luis Méndez de Haro, VI Marqués del Carpio, por haber firmado la Paz con Francia en 1659 y la grandeza del Ducado de Montoro que también quedó en deuda.

Murió Don Luis dos años después y se olvidó de pagar la deuda a la Corona. Heredó el Estado de los Pedroches, formado por las Villas de Pedroche, Torremilano, Torrecampo, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Alcaracejos y Añora, y la Grandeza de Montoro, su hijo mayor: Don Gaspar de Haro y Guzmán, Marques de Heliche y VII Marqués del Carpio. 

La Magdalena Penitente del Veeronés otro de los cuadros confiscados.


Fue don Gaspar educado en la Corte como un príncipe, porque era sobrino del poderoso Conde Duque de Olivares. Con veinte años era el Alcaide del Buen Retiro, y por su buen hacer en montar fiestas y comedias, Felipe IV le dio una de las cuatro Grandezas de España que tuvo. Su gran pasión era el coleccionismo de obras de arte, principalmente pinturas. Al morir su padre, en un codicilo de su testamento, le dejó encargado que le regalara al Rey un cuadro de Rafael de Urbino, en el que figuraban la Virgen, San José, el Niño Jesús y un San Juanito. Pero Don Gaspar de Haro, pensó que el cuadro estaba mejor en su colección que en la del Rey, y no se lo dio. Esta actitud le trajo la enemistad del Rey Planeta. Y también la de los nobles que querían sus cargos en la Corte. Se le hizo un complot, que consistió en la colocación de una bomba en el teatro del Buen Retiro, muy cerca del lugar que ocupaba Felipe IV. Fue condenado a permanecer cuatro años encerrado en un castillo. Pena que se le conmutó por la de ir de soldado raso a la guerra con Portugal. Fue hecho preso en la Batalla de Estremóz, y volvió a España cuando ya había muerto el Rey. 

Relación de los cuadros enbargados que hizo Claudio Coello.


Una vez en Madrid encabezó la revuelta contra el Jesuita Nhitar, valido de la Regente Mariana de Austria, que temiendo que atentara contra el rey niño Carlos II, lo desterró nombrándolo Embajador en Roma. Así salió de España, para no regresar. Murió en 1687 siendo Virrey de Nápoles. Y en todo este tiempo se le olvidó pagarle a la Corona, los 1.649 vecinos de las Siete Villas de los Pedroches y la Grandeza de Montoro.

Para saldar la deuda se hizo una Almoneda con sus bienes y colecciones de cuadros, que la tuvo que afrontar su hija Catalina de Haro y Enríquez, Octava Marquesa del Carpio, poco tiempo después de contraer matrimonio con el futuro Duque de Alba: Francisco Álvarez de Toledo. Almoneda que se hizo en 1.794 y para cobrarse la deuda de los Vecinos del Estado de los Pedroches. Claudio Coello señaló 42 cuadros de la manos de Tiziano, Van Dick, Ribera, Veronés y Pedro Pablo Rubens, ente ellos el impresionante San Jorge y el Dragón. Por eso creo que debemos de pedirle al Museo del Prado: Que exponga en el antiguo Estado de los Pedroches algunos de estos cuadros, para que los descendientes de aquellos vecinos que fueron adquiridos y no pagados, en 1660, puedan apreciar que se hizo con el dinero que el Rey se cobró en las cabezas de sus antepasados. 




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