Soledad

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


He visto un vídeo del entrenador de baloncesto, Pablo Laso, motivando a sus jugadores y me parece sensacional. En él dice: “Nadie nos avisa de los baches y las caídas pero, si los hay, un pie delante del otro, con fuerza, desafiantes, que no nos arrastren nunca”. Y por supuesto, no quedarnos solos desafiando esos baches y caídas. Esta semana en el programa de salud de Cope tratamos una de las enfermedades más dolorosas del momento, la soledad. Cada día vemos a más gente en soledad. Y esta, en algunos casos, trae la tristeza, enfermedad y arrastra a la infelicidad. Es perder vida, como si se echara un caldero de agua a la candela. Se apaga el fuego.

Nunca hubo tanta gente sola. La gente se divorcia más, los hijos se van fuera de los pueblos a trabajar y hay más solteros que nunca (singles, como se dice ahora). Nadie aguanta a nadie. No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Hay gente que le saca un gran provecho a lo soledad, creando y disfrutando de ella, otra gente, en cambio, enferman, pues necesitan contacto social para sentirse plenos y equilibrados.

Posiblemente antes había más cercanía. Los vecinos se conocían. No eran extraños como ahora. No miraba la gente para otro lado. Recuerdo a un mal compañero de Instituto que se dedicaba a hacer grupos de gente y a dejar a compañeros en soledad. Los apartaba dejándolos fuera. Una vez le pedí explicaciones y me dijo “que yo no me podía quejar pues estaba en todos los grupos”. No era yo sino los demás. Por ellos pedía esas explicaciones. En la sociedad egoísta que hemos creado, vamos dejando a la gente fuera de los círculos. No nos paramos a pensar que mañana nos dejarán a nosotros solos. El mundo cambia en un momento. De pronto puedes perder lo que ayer tenías. Vinimos solos y antes o después nos iremos solos (como llegamos). No obstante, el tiempo que estemos hay que combatir la soledad. Es una pena que ancianos estén tan solos. Después de una vida dedicada a los demás. La vida es tiempo. El dinero es tiempo (que es lo que gastas para conseguirlo) y los momentos son tiempo. Si no compartimos ese tiempo, esa vida, esos momentos nos queda la soledad. Las estadísticas nos dicen que el 20% de la población se ha sentido alguna vez o se siente sola. También nos dicen que las mentes enferman más en soledad, que el alcohol acompaña a mucha gente que no resiste la soledad. Y muchas más cosas que convertirían a este artículo en un artículo médico que no es lo que se pretende.

La soledad mal llevada se da mucho más en la tercera edad. Los centros de Día, las Residencias, las actividades que se programan en las localidades y el hablar con los demás son las terapias para una soledad que cada vez está extendiendo más sus alas en esta sociedad. Había una balada romántica española que decía “Soledad, es tan tierna como la amapola, que vivió siempre en el trigo sola sin necesidad de nadie, ay mi Soledad”. Era la de Emilio José. Un canto a la soledad que no siempre es tan buena como él cantaba.


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