Apuntes para la historia de la Virgen de Luna

ARTURO LUNA BRICEÑO


En el pórtico de la ermita de la Virgen de Luna, el día de la romería, se suele montar un tenderete para la venta de recuerdos. Allí me han dado un críptico en el que se lee: “Según la tradición, a principios del siglo XV la Virgen de Luna se le apareció a un vaquerillo de Pedroche en una encina, junto a un peñascal de agua clara, jara y romero”. 



La leyenda recogida y editada por Adolfo de Torres dice otra cosa, para empezar la liga a tiempos de los caballeros templarios, como casi todas las leyendas de las vírgenes que se veneran en Los Pedroches. La Virgen de Veredas de Torrecampo tiene una leyenda similar a la de la Virgen de Luna. Desde pequeño, cuando aprendí a leer, estuve leyendo este librito y recuerdo que no era un vaquero, sino un pastorcillo, y que fue a beber agua a un pozo de agua clara que estaba a la sombra de una encina, y allí vio la imagen de la Virgen. La cogió la metió en un zurrón y se la llevó a Pedroche. Pero cuando abrió el zurrón en su casa la virgen no estaba. Volvió a la encina y allí la encontró. La cogió de nuevo, pero esta vez la ató para asegurarse que llegaría Pedroche donde quería enseñarla. Otra vez la Virgen había desaparecido y nuevamente el pastor volvió a la encina y allí estaba la Virgen. Comprendió entonces el pastor de Pedroche, que lo que quería la Virgen era permanecer en aquel lugar y que allí debían de ir los fieles a venerarla. 





La historia, al menos la que está documentada, dice otra cosa. En el año 960. Abderramán III le pide al Obispo mozárabe Recemundo y al historiador y astrologo árabe Ben Rasis que escriban un libro en que le cuenten que hacen los cristianos en su reino. Así surgió el Libro de los Tiempos o el Calendario de Córdoba, una guía en la que se indica cómo vivían las comunidades mozárabes, herederas de las familias hispano romanas que se convirtieron al cristianismo. Estos mozárabes tenían dos ciudades santas: Córdoba y Toledo, y estaban obligados a realizar al menos una peregrinación al año entre estas dos ciudades. Debían de hacerlo para concertar matrimonios, intercambiar semillas y cruzar animales. Para hacer los caminos se guiaban por las estrellas. Los tres caminos cortos entre Córdoba y Toledo cruzaban al Fhast Al Ballut, hoy La Comarca de Los Pedroches y el Valle de Alcudia. La orientación de los monasterios o aldeas cristianas, en las que debían de hacer noche, marcan hoy el nombre de estos santuarios.

Todos los caminos comenzaban en el Monasterio de San Zoilo del Armillat, hoy sumergido en las aguas del pantano del Guadalmellato. El que partía a levante tenía su primera jornada en Adamúz, cuya patrona es La Virgen del Sol. El que subía por el Río Varas hasta la diferencia de vertientes, era el orientado por la Luna, allí se encuentra el Santuario de Luna, donde se venera a la Virgen de Luna, patrona de Villanueva y Pozoblanco. El Camino de poniente se guiaba por Venus y subía por el Guadalbarbo hasta el santuario de Espiel. La ermita de la Virgen de la Estrella, su patrona. 



Los que iban a la Virgen del Sol subían por las veredas hasta las orillas del Guadalméz. La Virgen de Veredas es la Patrona de Torrecampo, y desde ahí a Santa María de Mochuelos que fue fortaleza Templaria. Los del camino de la Luna bajaban por el Guadamora hasta el Cruce de los ríos y los caminos en que se haya el Santuario de la Virgen de la Cruces, que se hacía en dos jornadas, con parada en Piedras Santas.

Los que hacía la ruta de Venus, tomaban la transversal o guía hasta veredas o los cruces pasando por el Calatraveño hasta Santa María de Mochuelos. La carrera que perdió el Marqués de Santillana. La Virgen de Guía tiene su santuario, uno de los más antiguos de Los Pedroches, en Villanueva del Duque y se venera en Alcaracejos y Dos Torres.

Además de la obligación de ir de Córdoba a Toledo una vez al año, existían romerías a los Monasterios y Basílicas.

Con la caída del Califato, en el 1009, las tropas asalariadas de beréberes que Almanzor trajo de África, fueron expulsadas de la Ciudad de Córdoba y se establecieron en Los Pedroches saqueando todos los Monasterio y poblaciones cristianas. Los mozárabes huyeron, pero antes escondieron sus imágenes, que no eran de vírgenes sino de sus mártires. Todo esto ocurrió en el siglo XII y en el trece, tras la batalla de las Navas de Tolosa, 1212, los Pedroches le fue donada a la Orden de Calatrava, herederos de los Templarios, que se dedicaron a restituir parte de los lugares sagrados que veneraron los mozárabes. 


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