Las historias de mi padre (V)

ANTONIO ARROYO CALERO


La ciudad de Madrid permaneció en poder de la República durante los tres años que duró la guerra civil.

El primer intento de entrar en Madrid por la zona norte ( sierra de Guadarrama) ,ideado por Mola, se ve fracasado en el mes de Agosto de 1936. En los meses de Octubre y Noviembre de este mismo año se produce un nuevo ataque por la zona sur y oeste de la capital. Las tropas franquistas llegan hasta la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria. El Gobierno, ante una inminente ocupación de la ciudad, se traslada a Valencia pero la resistencia numantina de las fuerzas republicanas junto al apoyo de la aviación rusa y de las brigadas internacionales hacen que el ataque fracase de nuevo.

Las tropas de Franco permanecerán el resto de la guerra en las afueras de Madrid y la ciudad se preparará para sufrir un largo asedio que durará hasta al final de la contienda.

La ciudad de Madrid vive momentos de euforia. Han conseguido rechazar, por segunda vez, a las tropas atacantes. La capital de la nación, con el simbolismo que ello supone, permanece en manos de la República.

Las grandes avenidas de Madrid se inundan de carteles con el lema: “ NO PASARAN” .

Han pasado casi tres años. Estamos en Marzo de 1939, la guerra está pérdida para la República. Madrid sigue resistiendo. Durante los días 5 y 6 de Marzo se produce lo que se ha dado en llamar “ el golpe de Casado”. El Coronel D. Segismundo Casado, Jefe del Ejército del Centro, con la oposición del Partido Comunista y el apoyo del General Miaja y políticos de distintos partidos que aún permanecían en Madrid como Julián Besteiro (PSOE) o Cipriano Mera (anarcosindicalista), viendo la guerra pérdida, contactan con “quintacolumnistas” franquistas para rendir la ciudad a las tropas de Franco y evitar más sufrimiento a la ciudad.

Las promesas que reciben los “casadistas “ por parte de los agentes de Franco no se cumplirán. Casado, Miaja y Mera pudieron huir a Alicante y exilarse. Besteiro permanecerá en Madrid y morirá, al año siguiente, en la cárcel de Carmona.

La entrada de las tropas franquistas se presumía inminente ,mientras tanto los carteles del “ NO PASARAN”, seguían colgados en las principales calles de Madrid.

Contaba mi padre que en una de aquellas mañanas del final de la guerra, alguien, con ese humor que a veces no se pierde ni en los momentos más dramáticos de la historia, añadió al slogan: “Y SI PASAN QUE PASEN ... CON NO HABLARLES...”.

Pasaron al 28 de marzo de 1939. Mi padre no supo decirme si les hablaron o no.

Y esta era una de las muchas historias que contaba mi padre.


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