Los últimos de Filipinas repudiados por Carmena

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


España es el único país del mundo donde una parte de sus políticos tienen una animadversión a hechos o acontecimientos relevantes de su propia historia de tinte heroico y ejemplar. Ellos no solo los ignoran, sino que los rechazan e incluso los atacan con una verborrea ignorante y descalificadora.

El último ejemplo lo estamos viendo con lo que está pasando con la escultura del teniente Martín Cerezo que pretende ser un homenaje a “Los últimos de Filipinas”. Pero la extrema izquierda de “Ahora Madrid” rechazó hace unos días este proyecto de homenaje porque veían en ello, ni más ni menos, que un enaltecimiento de un “ejército colonial”.

Gran parte de este pensamiento político extremo demuestra un desconocimiento total, porque les recuerdo que a todos los hombres que en la actualidad tienen de 38 años en adelante les tocó hacer el servicio militar obligatorio. Ese mismo servicio militar obligatorio que les llevó a los combatientes en Filipinas a entregar heroicamente su vida por la defensa de su país.

Yo el servicio militar lo hice durante el periodo de 1982-83, en plena virulencia de los asesinatos de ETA, y siempre he considerado que tener condicionada tu vida por un servicio militar obligatorio durante 13 meses era una exageración y en muchos casos una pérdida de tiempo. Sí hubiera visto bien un servicio militar que durase sólo dos o tres meses, y que lo hicieran tanto hombres como mujeres y en situación de igualdad, sin diferencias o privilegios de ningún tipo.

Además, a estos ignorantes, les digo que todos los soldados de tropa, cabos y cabos primeros, (yo fui uno de estos últimos), teníamos la total obligación de obedecer las órdenes de nuestros superiores, aunque con muchas de ellas no estuviéramos de acuerdo. El no obedecer te suponía arresto en el calabozo, e incluso, si era algo más grave, podían hacerte un consejo de guerra ante un Tribunal Militar, que podía dar con tus huesos en una celda de un solitario castillo.

De la obediencia debida durante la prestación del servicio militar puede dar testimonio cualquiera que lo realizara y especialmente alguno de los pozoalbenses que todavía viven que hicieron el servicio militar en Sidi Ifni, estando en conflicto bélico con el país marroquí y donde dos pozoalbenses murieron por dicho enfrentamiento.

Y, por qué no, preguntarle sobre el deber de obediencia durante la mili a la quinta un año anterior a la mía, cuando le cogió el intento de golpe de Estado en febrero de 1981, las horas y días de angustia e incertidumbre que tuvieron que vivir en sus carnes, pues en esos días pudo pasar cualquier cosa, y ellos solo podían obedecer las órdenes de su oficiales.

Toda esta prestación por una limosna, pero todos los que hemos hecho el servicio militar, por encima de los ideales políticos, prestamos un servicio a un país, nuestro querido país, llamado España.

Como digo, los políticos de “Ahora Madrid”, están deslegitimados moralmente para tomar una decisión como está, porque la mayoría ni hicieron el servicio militar ni tiene idea de cómo funcionaba. Ahora bien, de lo que sí tienen experiencia es de buenos despachos, sueldos y verborrea de adoctrinamiento.

Volviendo a la estatua, decir que es obra de Salvador Amaya, donde la misma representa como un puñado de soldados, resistieron un asedio durante 337 días porque no les habían llegado noticias de la derrota española en 1898. Los héroes de Baler.

Estos valientes soldados que cumplieron con su deber en unas circunstancias durísimas y a unos hechos que terminaron con sensación de victoria para filipinos y españoles.

Unos soldados españoles que asombraron al mundo por su enorme valentía y su sentido del deber.

Recordamos que entre julio de 1898 y junio de 1899, el puñado de soldados, conocido como “Los últimos de Filipinas”, defendieron la pequeña iglesia de Baler, en la costa oriental de la isla de Luzón, sin ayuda, efectivo ni provisiones, ante un creciente número de enemigos que buscaban su rendición o su derrota. Solo dos de ellos fueron abatidos por el fuego, aunque cerca de una decena más cayeron víctimas de las enfermedades diversas y la desnutrición.

A lo largo de varios meses, el escultor Salvador Amaya ha trabajado en la escultura basada en un boceto de Augusto Ferrer-Dalmau, y se pretendía colocarla en la avenida de Islas Filipinas, un lugar idóneo y natural para este monumento y el significado de el.

Este grupo de hombres demostraron la cara positiva que “los españoles, unidos son capaces de cosas increíbles”.

Pero desgraciadamente los españoles en la actualidad estamos cada vez más divididos. Divididos en el idioma, en la territorialidad, en el sentido común, en la multiplicidad de partidos políticos, etc.

Este pequeño homenaje que se quiere hacer a la actitud heroica de estas personas en tan difíciles circunstancias, en cualquier otro país del mundo, hubiera contado con la total unanimidad, además de ser un motivo de orgullo para sus conciudadanos.

A la panda de la alcaldesa de Madrid, la señora Carmena y sus acólitos, simplemente les preguntaría que si, por ejemplo, uno de estos valientes hubiese sido un familiar directo de alguno de ellos pensarían lo mismo.

Para mí, ningún extremo en la política es bueno, ni de derechas ni de izquierdas, porque al final tienen mucho en común, la dictadura, el sectarismo, el adoctrinamiento dogmático y cerril, y no dejar que el ciudadano pueda pensar de forma diferente a ellos.

De nuevo un motivo más que exteriorizamos hacia fuera de nuestro país, con otra medida de un gran complejo de la extrema izquierda, que no deja de sorprender a los demás países, pues desde fuera en líneas generales se tiene una buena valoración de España en todas sus vertientes.

Parece que a la extrema izquierda española no le importa mucho ser siempre equidistante, tibia o incluso colocarse descaradamente del lado de los que atacan a España o son enemigos declarados de ella (separatistas/golpistas catalanes, filoterroristas vascos, etc.). Lo último, y sin necesidad de ir más lejos, lo hemos podido ver esta misma semana cuando “Unidas Podemos” (así se llaman ahora), no ha tenido ningún inconveniente ni reparo en darle la razón al Presidente de México en su esperpéntica majadería de exigirle al Rey de España que pida perdón por la conquista española de América. Otra evidencia más que nos puede hacer comprender quién es cada cual y en qué lado se sitúa cada uno.


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