La Ley D´Hondt y cuando más derechos (en algunos aspectos) tenían los trabajadores

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Una parte de los votantes del pasado domingo se preguntan cómo puede ser que algunos partidos con más votos hayan sacado menos diputados.

La verdad es que no es fácil de entender, pues todo gira en torno a un proceso específico que marca el sistema D’Hondt, comúnmente conocido como Ley D´Hondt, que es un sistema electoral de cálculo proporcional que divide el número de votos emitidos para cada partido entre el número de cargos electos con el que cuenta cada circunscripción. Fue creado por el jurista belga Víctor D’Hondt en 1.878.

Este sistema tiene dos partes. En la primera se ordena de mayor a menor los votos emitidos a favor de todas las candidaturas que hayan obtenido más del 3% de los votos pues de lo contrario no entran en el reparto de escaños. En la segunda parte, se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura, primero entre 1, luego entre 2… y así hasta llegar al número total de escaños de esa circunscripción.

Pongamos un ejemplo numérico. Supongamos que a una provincia en concreto le corresponden cinco diputados, por tanto, se dividen los votos obtenidos por cada partido entre 1, 2, 3, 4 y 5. Una vez obtenidos los resultados, los escaños se atribuyen a las candidaturas que tengan los mayores cocientes.

Partido A: han sacado, 50.000 votos; 50.000; 25.000; 16.666; 12.500; 10.000.

Partido B: han Sacado 30.000 votos; 30.000; 15.000; 10.000; 7.500; 6.000.

Partido C: han sacado 17.000 votos; 17.000; 8.500; 5.666; 4.250; 3.400.

Con estos resultados en este ejemplo de una provincia de nuestro país con 5 diputados, el partido A se llevaría 3 diputados, y el B y el C, uno cada uno.

Como me enseñó un buen profesional, con muchos años de experiencia, cualquier explicación tiene que ir acompañada de ejemplos, lo más claros posibles, para que lo que se expone se pueda asimilar de la mejor manera.

Esto es lo que pretendo dejar expuesto explicando lo que supone la aplicación de este método para asignar escaños en sistemas de representación proporcional como el nuestro, para que la mayoría de ciudadanos sepan cómo y por qué un partido, aunque en el cómputo global nacional haya tenido más votos que otro, ello no haya tenido efectividad práctica reflejada en los escaños asignados. Por esto se dijo durante toda la campaña electoral que la división de votos entre las tres fuerzas de la derecha beneficiaría claramente al PSOE, que es finalmente lo que ha ocurrido, pues con una circunscripción única el PSOE hubiera tenido 18 diputados menos y VOX trece escaños más. De tal suerte que los bloques de izquierda (PSOE- Unidas Podemos) y de derecha (PP, Ciudadanos, VOX) hubieran empatado a 156 escaños en este hipotético supuesto de circunscripción única.

En resumen, se puede decir que este método prima a los partidos que concentran su voto en pocas provincias (por eso tienen tanto poder los partidos nacionalistas) y a los más votados.

En la segunda parte de este artículo, quiero plasmar con datos contrastados, que no todo lo antiguo es peor que lo nuevo. Y lo hago con una cosa tan importante como los derechos de los trabajadores.

El miércoles se celebraba el día del trabajador, donde los diversos sindicatos se ponen al frente de las marchas de este día con una gran parte de los que la encabezan viviendo exclusivamente de su actividad sindical, y teniendo más privilegios y beneficios en todos los sentidos que los mismos trabajadores a los que representan.

Tirando de hemeroteca demostraré que hace más de 40 años el trabajador tenía en bastantes aspectos más derechos que en la actualidad, a pesar de lo que digan los sindicatos y la mayoría de partidos políticos.

He podido recoger algunos datos y manifestaciones de lo que ocurría con la aplicación de la normativa (según BOE) de 1976: “Lo primero que era muy complicado echar a un trabajador de una empresa, tendría que haber cometido una falta muy grave. En la mayoría de los pocos despidos que había, los trabajadores ganaban y entonces el empresario que no procediera a la readmisión o, efectuada ésta, no tuviera lugar en las mismas condiciones que regían antes de producirse el despido, el Magistrado de Trabajo sustituirá la obligación de readmitir por el resarcimiento de perjuicios y declarará extinguida la relación laboral.

El empresario estará obligado a dicha indemnización que se fijará atendiendo a la antigüedad del trabajador en la empresa, condiciones del contrato de trabajo que se extingue, posibilidades de nueva colocación y circunstancias personales y familiares del trabajador, sin que la cantidad resultante en ningún caso puede ser inferior a dos meses de salario por año servicio ni exceder de cinco anualidades.

Cuando se trata de trabajadores titulares de familia numerosa, dichos mínimos se multiplicarán por uno coma cinco si es de primera categoría y por dos en los demás casos.

Los trabajadores mayores de cuarenta y cincuenta y cinco años quedarán equiparados a estos efectos, respectivamente, a las categorías indicadas, e igualmente los minusválidos, según los coeficientes que reglamentariamente se establezcan. En tales casos, el máximo de la indemnización podrá alcanzar hasta siete anualidades.

También si la causa alegada por la empresa para el despido si bien no fuese suficiente para tal sanción, y mereciere otra de menor entidad, por ser constituida de falta grave o leve, el Magistrado determinará en la sentencia la sanción adecuada a la falta cometida, o de que en su caso, pueda ser impuesta por el empresario, sin perjuicio de condenar a la empresa a la readmisión y al pago de las indemnizaciones complementarias, que fuesen necesarias valorando todos las circunstancias del trabajador y su familia”.

Como vemos, no todo lo de atrás era peor que lo actual y, aparte de lo aquí he expuesto, tenía en ciertos aspectos mucha más lógica que lo actual, porque, con todos los respectos, no es lo mismo que pierda el trabajo un soltero de 35 años, que lo pierda un trabajador de 53 años teniendo 4 hijos a su cargo.

También en otros sectores han perdido bastantes derechos con respecto a hace 30 ó 40 años, como por ejemplo en el de la hostelería, donde entonces todos los trabajadores tenían su contrato a jornada completa con un salario digno a los tiempos. Ahora, por desgracia, abundan los trabajadores con contrato a tiempo parcial y con salarios precarios.

Por mucho que nos quieran vender que siempre y en todo con el paso del tiempo mejoramos, eso es erróneo, como podemos advertir si nos adentramos en profundidad en las situaciones que se producían también hace algunas décadas. En próximas semanas seguiremos demostrando, con ejemplos claros, dónde en algunos casos hemos retrocedido. Aunque, también es verdad, y justo reconocerlo, que afortunadamente en la mayoría de situaciones y aspectos hemos mejorado bastante. Pero lo que tenemos que tener claro es que en esta vida nunca se gana en todo, aunque en la dormidera que nos quieren sumir parezca que todo lo presente es mejor que cualquier tiempo pasado.


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