El gasto de personal público sigue engordando y un viaje por Los Pedroches

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Es muy preocupante el constante incremento del gasto en personal público, estando muy por encima de lo que es necesario para el normal funcionamiento de nuestro país, y nadie pone freno a este preocupante aumento.

El sueldo de los empleados públicos nos cuesta a cada español de media anual 2.800 €. Lo que prorrateado en la media por hogar que está en unos 2,5 miembros, nos sale que por cada vivienda cuesta 7000 €. Estas cantidades han marcado un nuevo récord de máximos históricos, siguiendo la inercia de los últimos 5 años.

Ya no queda nada del fugaz ajuste que se llevó a cabo en lo peor de la crisis. En el 2018, el gasto de personal del sector público español dejó una cifra récord, nunca antes vista: 127.000 millones de euros para pagar esa mastodóntica estructura de todas las administraciones y entes controlados por ellas, consorcios, fundaciones, empresas públicas y organismos asimilados.

Y para ejemplo una muestra: en el sexenio 2003/2008, este coste se incrementó en un 60%.

El único recorte real que se hizo fue en el año 2012, incluida el impago de la paga extra de Navidad. Pero a partir del siguiente año el gasto de personal volvió a engordar con más de 1.000 millones de euros, llegando a final de 2016 con más de 7.850 millones de euros.

En la actualidad, hay tantos funcionarios como contratados en régimen laboral ordinario. Los hay tanto fijos como interinos, hay eventuales de designación política que acompañan a la nutrida lista de altos cargos y políticos en puestos gubernamentales. Y a todos ellos se añaden los directivos de empresas y entes públicos, que a su vez suman también un abultado colectivo de empleados públicos. Sumados todos los sueldos y el coste de Seguridad Social, supone casi el 11% del PIB español.

Las que más gastan son las locales y autonómicas, que en proporción son las que más han aumentado su gasto. De esta forma podemos decir que la Administración Central y Seguridad Social, tienen un gasto de unos 26.400 millones de euros, mientras que las entidades locales suman 23.100 millones y las comunidades autónomas la friolera de 77.300 millones de euros.

Con esto se demuestra que el sector público sigue anclado en un endeudamiento creciente, donde, sin sentido común, continúa gastando muy por encima de sus posibilidades.

De seguir a este ritmo y si no se detiene el brutal gasto, en pocos años podemos vernos como se vieron nuestros vecinos de Portugal y Grecia, que cayeron en una quiebra total, teniendo que ser rescatados, y donde en la actualidad, la gran parte de sus ciudadanos, siguen pagando la inmensa factura, en lo que representa su poder adquisitivo y nivel de vida, que ha retrocedido 30 años, estando en la actualidad poco mejor que cuando fueron rescatados.

En la segunda parte de mi artículo, doy un giro hacia nuestra tierra y más concretamente a nuestros pueblos.

Cuando estamos en el punto álgido de las vacaciones, teniendo por delante el mes de agosto, que es el que más personas escogen para disfrutar de sus vacaciones, quizás sea una buena fecha para que dejemos unos días para pasarlos en nuestra comarca.

Tanto para los que tienen una economía más saneada, como para los que por desgracia la tienen más precaria, ambas se pueden juntar en planificar unos días para recorrer parte de nuestros 17 pueblos.

Afortunadamente, en tema de ocio tenemos una buena oferta, con el atractivo de la facilidad del tiempo de desplazamiento y unas estructuras notables para disfrutar de descanso, ver nuestros monumentos que, aunque la verdad no son muchos, sí son muy bonitos, nuestra gastronomía y las infraestructuras de piscinas para mitigar los calores de verano en sus picos más altos de temperatura.

De aquí a final de agosto se celebran las ferias del 90% de nuestros pueblos, teniendo actividades diversas para ver, desde culturales, musicales, deportivas, taurinas, teatrales, etc.…

Destacando algunos de los pueblos de Los Pedroches, porque de todos no podemos escribir, empezaré por Villanueva de Córdoba, donde podemos ver cine al aire libre en la plaza de toros, recordando las décadas de los 70 y 80. El Refugio Antiaéreo de la Guerra Civil. Comer en uno de sus buenos restaurantes como la Puerta Falsa, y, como no, tomarse un vermut casero y unos caracoles grandes en salsa en la taberna más antigua, el bar Zaleas, que tiene la misma arquitectura que tenía hace un siglo, antes de la guerra civil.

Dos Torres, con su magnífica Plaza Mayor de la Villa con sus soportales, tomando un rico plato de la amplia y cuidadosa carta del restaurante Los Usías, donde desde su terraza observaremos toda la plaza y su iglesia. Y no perderse las portadas y los escudos de las fachadas.

En Hinojosa del Duque en la noche iluminada, quedarse absorto e imantado con su Iglesia de San Juan Bautista, conocida como Catedral de la Sierra, o su museo etnológico para conocer el estilo de vida, las costumbres y los oficios que se desarrollaban en la localidad desde tiempos inmemoriales.

Lo mismo que en Pedroche, con su iglesia de El Salvador, que se alza altiva y dominante sobre la localidad gachera. Su construcción es de época de los Reyes Católicos. También recorrer el lugar de las fuentes y pozos, hoy en desuso, que durante tantos años han servido para abastecer de agua tanto para beber como para lavar la ropa, agua para hacer la comida o para saciar la sed del ganado.

En Villanueva del Duque se cuenta con un importante patrimonio monumental y arquitectónico. Muestra de ello son la Ermita de la Virgen de Guía (S.XII – S.XIII) y el conjunto escultórico más antiguo de toda Andalucía, que se encuentra en el Museo de Tallas Románicas (S.XIII), ubicado en la Iglesia de San Mateo Apóstol. Saborear el buen bacalao rebozado de forma artesanal, en el bar Pastor, como se hacía hace 40 años, dándole su tiempo y los ingredientes adecuados para que salga tan rico de sabor.

En El Viso, con sus célebres encierros, que atraen gente de todos los pueblos y provincias como Ciudad Real y Badajoz.

Beber en la tranquilidad y relajación, no exenta de encanto, de un pueblo pequeño como es El Guijo, visitar su parroquia de Santa Ana, la ermita de la Virgen de Las Cruces o el yacimiento de Majadaiglesia.

Darle placer a la vista en la dehesa de Conquista y saborear su magnífica carne de cordero, bien en caldereta o a las brasas.

En Añora, ver sus casas típicas de tiras, cruces graníticas y su casa típica noriega y el acogimiento de su gente.

En Pozoblanco con el vergel del campo de golf, montar a caballo en el club hípico o visitar su plaza de toros y sus iglesias.

En Santa Eufemia, la visita a su castillo medieval de Miramontes que se alza dominante sobre gran parte de la comarca y saborear las tapas del bar La Paloma.

Además todos los pueblos cuentan con piscina, acondicionadas perfectamente, para pasar las horas más sofocantes del día.

Pongo el punto y final a este artículo advirtiéndoles que la próxima semana escribiré del gobierno o, casi más exacto, será del desgobierno.


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