Estampas antiguas que a la ONU no le gustan. El Toro del Concejo

ARTURO LUNA BRICEÑO

Calle Real, 1913.


Me despierto con la noticia de que la Organización de Naciones Unidas, para los amigos la ONU, se ha vuelto vegana, y le echa la culpa del calentamiento de la Tierra al ganado vacuno. Desde que oí hablar, y hace tiempo, de que las flatulencias de las vacas contaminaban más de la cuenta a la atmósfera, sabía que tarde o temprano, el sambenito del cambio climático le iba a tocar al ganado vacuno. Y me duele, porque nosotros tenemos a lo largo de la historia de Pozoblanco estampas, que algo nos han marcado.

Citaré en primer lugar al toro del Concejo. En el cuatro tomo de las Haciendas del Catastro de la Ensenada de Pozoblanco, en la declaración de gastos que hace el Concejo leemos: “Gastos para mantener un Toro de la Vacada de la vecindad del Concejo. Reparos en las Casas del Ayuntamiento, Mesón, Cárcel, Carnecerías, Corral del Concejo”. 

Calle Ayuntamiento, 1930.


Y en casas y tierras dicen: “Una pieza de tierra de secano murada en la Calle de la Cuesta del Romo dentro de la población que llaman “Corral del Concejo” que consiste en seis celemines de tercera calidad. Sirve su aprovechamiento para aprisionar el ganado que hace daños en el término de estas villas. Confronta a levante con Casa de Sebastián López, a poniente con Juan Blanco del Corral, al norte Juan Calero y al sur Plazuela que llaman del Pilar”.

En la pregunta 25 del Interrogatorio General de Catastro que era la de los gastos del Concejo dijeron: “Compra y manutención de dos toros de Concejo”. Demasiados toros para un censo de ganado vacuno compuesto de 60 cabezas entre bueyes, vacas y terneras. Censo del que la mitad eran bueyes. 

Ayuntamiento viejo lugar donde se fundó el pueblo.


Pero ese segundo toro que no encerraban en el Corral del Pilar y no lo alimentaban era el denominado Toro del fuero. Un toro que se compraba para que el pueblo lo toreara, lo corriera, lo matara y se lo comiera. Esta fiesta, es la misma que en todo el levante español se hace como “Bous al carrer”, toros en la calle. Y son las mismas que en Castilla tienen como toros de fuero. En Soria duran una semana, en Benavente varios días. En Tordesillas es el toro de la Vega. Y donde se conserva con más pureza en Coria, Cáceres.

Para los de Pozoblanco, el torear y correr a este toro cerril, que es como se les llamaba antiguamente, hasta que surgieron las ganaderías taurinas que comenzaron a llamarles toros bravos. 

Calle del Toro.


La afición de los toros de Pozoblanco está ligada a este toro del Concejo o de Fuero Su existencia debe ser tan antigua como la existencia del pueblo. La primera noticia oficial que tenemos de ello la encontramos en un acta capitular del 12 de agosto de 1841: “Acordaron… que para el Domingo próximo, quince del actual en que se ha de jurar la Bandera de este Batallón de la Milicia Nacional se convide e invite a su asistencia a los Ayuntamientos, Milicias y Autoridades… y se nombre comisión que cuiden de la Plaza de Toros para las capeadas que han de correrse, para baile y para la comida, ambigús y refrescos; de modo que haya en todo abundancia, pero al mismo tiempo el mayor arreglo y franca cordialidad, orden y la dignidad correspondiente a un acto tan solemne”.

Así que una vez al año hemos de despejar la Calle Real y buscar las talanqueras que usaban en el siglo XIX. Comprar, a costa del Ayuntamiento el toro cerril, soltarlo desde la Calle Mayor, que siempre fue el Callejón del Toro, y bregarlo y lidiarlo para que pierda fuelle y un valiente le de matarile. Y hecho esto le mandamos un correo a la ONU, y que nos digan si nos lo podemos comer y que tenemos que echarle al guiso para que no se caliente la Tierra. Y para “calentar” la comida lo mejor el vino. Pero de eso nosotros sabemos más que los asesores veganos de la Naciones Unidas. 


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