Una historia maravillosa

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO 

Juan Castro Garrido.


Juan Castro Garrido es el niño al que Antonio López Calero le salvó la vida hace 57 años sacándolo del pozo. Un mediodía de finales de octubre, Juan estaba jugando en la calle Olivo, en la casi recién estrenada barriada de San Gregorio, acompañado de sus amigos y junto a un pozo donde jugaban con un palo para intentar llegar a las ranas que saltaban entre el agua. Nadie les avisó de que estaban muy en el borde. Tanto se metió en el juego que el palo cayó y Juan con él. Intentó salir a flote pero el pozo era demasiado profundo. Tan solo tenía 5 años. Su vida se escapaba si alguien no lo evitaba.

Antonio, un joven albañil de 31 años, estaba almorzando cuando escuchó los gritos de una mujer y de varios niños pidiendo socorro. Acudió y sin pensárselo dos veces se tiró a por él. Perdió la zapatilla y el reloj al lanzarse. Una vez dentro, lo sacó a flote justo cuando el chavalín ya había dejado de pelear con el agua. Le lanzaron unas cuerdas y fueron sacados arriba. Una vez fuera, Antonio lo llevó a su casa en brazos. Allí estaba la madre del niño quien estaba en cama recuperándose de un aborto. Su madre decía siempre lo que hubiera sido de ella si se hubiera quedado sin su Juanín ya que había perdido antes una niña y el niño del aborto que había sufrido.

Salvador y superviviente vivieron una aventura posterior que duró mucho tiempo. Desde entonces, esa madre le mandaba cada 13 de junio, día de San Antonio, una cesta a Antonio López Calero. No olvidaba lo que había hecho por su hijo. El 13 de junio del 2019 fue la última vez que Juan Castro habló con su salvador pues el pasado viernes 23 de agosto fallecía Antonio. Habían pasado casi 57 años de aquél suceso. Alguien lo recordó en el Tanatorio cuando Juan fue a dar el pésame a la familia: “Ahí, ahí está el que te salvó del pozo”. Se formó un gran revuelo. Cuando llegó a su casa, sacó el periódico que había comentado el suceso: El Cronista del Valle del 3 de noviembre de 1962. Le hizo una foto que publicó en Facebook haciendo público su agradecimiento al hombre que le salvó la vida. En el funeral coincidió con la viuda de Antonio que sacó fuerzas para susurrarle al oído “ay cuando te sacó del pozo”. 

Recorte de prensa de la hazaña en El Cronista del Valle. 


Ha pasado más de medio siglo de aquel suceso. Por entonces, Pozoblanco era un pueblo que crecía por la zona de San Gregorio que estaba en construcción. Las calles no estaban definidas, eran de tierra y había muchos pozos pues no había agua potable. Antonio era un joven de 31 años con una fortaleza envidiable. También con un corazón grande pues arriesgó su vida para salvar a un niño que estaba ahogándose en el pozo. Ahora que se ha ido, se ha hecho público lo que un día hizo: arriesgar todo lo que tenía. Los hijos estará orgullosos de su padre porque fue un hombre bueno y porque siempre tendrá presente que hizo algo maravilloso: rescatar otra vida.

Esta semana, aquel niño de cinco años que cayó al pozo, ha estado en la radio y no solo ha contado la historia. Ha ido a agradecer a Dios le pusiera en su camino a Antonio afirmando “todo lo que tengo: mi mujer, mis hijos, mi mundo se lo debo a él al salvarme la vida”. Dice que le tendrá un eterno agradecimiento. Ahora será su ángel de la guarda en el cielo. Ya lo fue en la tierra hace mucho tiempo. 


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