Pongamos que hablo de vivir (LIV)

JOSÉ ANTONIO CARBONERO FERNÁNDEZ
(Técnico de la Cooperativa Olivarera Ntra. Sra. de Luna de Vva. de Córdoba)


Quién lo diría, todas las rosas tienen espinas, unas nos pinchan antes y otras después, unas grandes y otras pequeñas, pero al fin y al cabo, han de manejarse con sumo cuidado pues quien con fuego juega, acaba quemándose. Eso es lo que le ha sucedido a un conjunto de agricultores cordobeses y jienenses, debido al mal manejo técnico de un herbicida o una mala recomendación del mismo, no lo sé con seguridad, están sufriendo graves perjuicios en sus explotaciones de olivar.

Para empezar, aclaremos una cuestión, ¿Qué es un herbicida y para qué sirve?, pues bien, un herbicida es un producto químico o no, utilizado para inhibir o interrumpir el desarrollo de plantas indeseadas, lo que se denomina malas hierbas vamos, en terrenos que han sido o van a ser cultivados. La etimología de la palabra es la siguiente, procede del latín herba (hierba) y cida (matador, exterminador, “que mata”).

En el mercado, hay una importante variedad de tipos de herbicidas que varía en función de las necesidades que tengamos de cara a la utilización de los mismos. Para elegir un herbicida hemos de tener en cuenta varios factores muy importantes que nos determinarán la utilización de estos: el estado del cultivo y la formulación del herbicida, el estado y tipo de la maleza que queramos controlar y por último y muy importante, las características físicas del suelo.

Grosso modo, para manejar adecuadamente un herbicida, concretamente en una explotación de olivar de nuestra comarca hay reglas básicas y generales, que todo aquel agricultor-olivarero cualificado, mediante el carné que lo acredite como tal, debe conocer. En primer lugar, sólo aplicará el herbicida cuando la hierba compita por el agua con el olivar, parece obvio pero es muy importante no hacerlo antes, sino el hecho de que las lluvias sean tardías provocará tener que realizar una segunda aplicación con el consiguiente esfuerzo y gasto económico que esto conlleva.

En segundo lugar, decirles que en cierto modo somos nosotros mismos los culpables de que en nuestro olivares aparezcan cada vez más especies de malas hierbas “raras” que no conocíamos, me explico, si realizo una aplicación con un herbicida que elimina demasiado pronto las especies autóctonas de nuestra explotación, doy pie, a que especies distintas de las habituales aparezcan en escena, por esto es muy importante que la época de aplicación sea la adecuada.

En tercer lugar y no menos importante, comentarles que no conviene anticiparse a la hora de aplicar un herbicida por una mera cuestión lógica, si dejamos el terreno desnudo, sin ningún tipo de cubierta vegetal, además de haber destruido toda la riqueza del suelo, estaremos favoreciendo a la erosión y la pérdida de este suelo, súmenle a esta ecuación la consiguiente colmatación del agua embalsada, en fin, un desastre total, déjenme que les diga algo, el suelo que se pierde, no se recupera, imaginen su vital importancia para nosotros y nuestro medio.

Científicos del Instituto de Investigación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) investigan los daños en olivares producidos por el uso de herbicidas de preemergencia. Los olivareros afectados han sufrido importantes daños fisiológicos en sus olivos, causados, según sospechan, por dos herbicidas de preemergencia (antes de que las malas hierbas aparezcan). Estos agricultores, denuncian daños fisiológicos en el olivar con la consiguiente pérdida de cosecha y merma en los crecimientos de la planta de cara al siguiente año.

El otoño es la época en la que se aplica este tipo de productos bajo el olivo para evitar la presencia de malas hierbas y así favorecer la recolección de la aceituna. El problema ha surgido con la utilización de estos dos herbicidas concretos, que ha causado aborto en yemas florales y malformación por desequilibrios hormonales de los nuevos brotes de primavera. De esta forma, hay olivos que están en parada vegetativa, no han crecido nada en primavera. Algunos de estos con el tiempo se recuperarán, sin embargo habrá otros que no y que probablemente habrá que arrancar, con la enorme pérdida que eso supone para los agricultores. De momento, no hay problema para el consumo de aceite de oliva, los análisis realizados sobre aceituna descartan que haya toxicidad.

En fin, un gravísimo problema que se nos plantea por la utilización de un producto que evidentemente no es el adecuado. Como les decía, hay que tener sumo cuidado con lo que se hace en nuestro olivar en particular y en nuestro entorno en general, cualquier decisión inapropiada o acción negativa que realicemos puede tener unas gravísimas consecuencias sobre nuestro medio ambiente, por tanto seamos respetuosos y cuidadosos con el mismo, si no las siguientes generaciones venideras sólo se encontrarán con ruina y miseria.


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