Prefiero un noriego a un oso polar


ANTONIO JIMENO MÁRQUEZ


El progreso, además de traernos nuevas formas de empleo -todos empleados como técnicos y expertos- en neosectores económicos como la memoria histórica, el feminismo radikal, los derechos LGTBI+, LO RURAL o las diferentes des‑igualdades entre géneros, clases y sexos, nos ha traído palabras maravillosas como sostenibilidad que tienen que ver mucho con la emergencia climática certificada a través de los medios por la activista adolescente Greta Thunberg. Pero, ¿qué quieren decir cuando hablan de sostenibilidad en una comarca como la nuestra? Yo se lo pregunté en cierta ocasión en una red social a una representante de un partido político progresista de Pozoblanco y no supo o no quiso contestarme. Porque por sostenibilidad, le decía yo, puede entenderse apoyar el sector cárnico y lácteo que sostiene económicamente a toda la comarca o ayudar vía reducción de impuestos a los ciudadanos –no digo ya familias, que dicen suena demasiado conservador- que deciden aventurarse a tener hijos para intentar mitigar la despoblación. Luego comprendí que sostenibilidad significa mejorar las comunicaciones de nuestra comarca; es decir, lanzar un sos sin partidismos al próximo gobierno para que construya una autovía, la opción sur de la A-43, demandada en entre otros por Santiago Ruiz, presidente de nuestra Mancomunidad. O sea, la sostenibilidad de nuestra comarca, nuestra emergencia, pasa por producir importantes cantidades de alquitrán, cemento y CO2, al cabo, la energía barata derivada del carbón lleva siendo años y años factor decisivo de nuestra prosperidad.

Estoy de acuerdo con que así siga siendo mientras se van optimizan otras alternativas, y es que me importa mucho más la felicidad de un noriego que la de la comunidad de osos polares, que, por cierto, lejos de estar disminuyendo en número está aumentando.


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