Aquella gente ilusionada que iba a votar

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Estamos cansados de votar. Quién iba a decirlo. Con las ganas de ejercer su derecho al voto que tenían los españoles en 1977. Cuentan los que recuerdan ese día- algunos éramos tan pequeñajos que todavía no habíamos entrado ni en la escuela- que hubo muchas colas aquel 15 de junio. Se celebró como una fiesta popular y colectiva. Un suceso extraordinario. España entera lanzada a la calle para su primer voto.

Cuesta creer que en aquellos días hubiera mejor convivencia en las calles que hoy. En Cataluña andan del todo preocupados por la jornada de reflexión y la jornada electoral del domingo. Hay serias amenazas. Ya se sabe qué ha pasado allí aunque cuesta creer todo esto. Pero han pasado más cosas que el proceso soberanista catalán. Hoy parece inimaginable que hayamos llegado a la situación en las que nos encontramos (divididos, peleados y bloqueados). Hace 42 años la gente quería dejar el pasado atrás e iniciar un tiempo nuevo. Justo lo contrario que ahora donde se acude a los tiempos de las tinieblas para confrontarnos de alguna manera.

La mayoría de los españoles han nacido o han crecido en democracia y no saben de la ilusión que hubo en aquellos días en las que estaba recién estrenada la libertad, la ilusión y la esperanza. La gente tenía una fe ciega en un futuro mejor. Hoy nadie cree a nadie ni da su brazo a torcer. Los políticos de entonces, se pusieron de acuerdo para dar lo mejor de sí mismos con tal de estar a la altura de la historia y de la democracia.

Adolfo Suárez se puso al frente de una nueva época. Cogió la responsabilidad de unos tiempos en los que todo era a estreno. La confrontación electoral era bonita y no tan sucia como ahora. Y es que la democracia tenía sus costuras que se le fueron viendo y encontrando, sobre todo por los que decían defenderla en una tribuna. No es una democracia popular lo que ahora existe. Es una democracia partidista en la que los partidos buscan sillones y poder sin importarle que los ciudadanos estén en medio.

En las elecciones legislativas, los partidos nacionalistas y regionalistas han venido obteniendo en torno al diez por ciento de los votos lo que les ha hecho decisivos para decantar al ganador y su sitio en el poder. Su voto ha permitido la aprobación de los presupuestos anuales lo que ha hecho que siempre saquen una tajada grande. Es por ello que no comprendemos muchas de las reivindicaciones en Cataluña o País Vasco ya que han sido ellos precisamente los grandes beneficiados de todo. Por ahí se ha roto parte del buen funcionamiento democrático. También por más lados. El poder lo corrompió todo. Por eso se pelean. Por eso nadie llega a un acuerdo con nadie. A cada uno le interesa lo suyo. No mira más allá. Se han perdido valores. Dicen que los pueblos rurales se han vaciado. Los políticos que están gobernado en sus pueblos deberían de pelear más para que le traigan las cosas que le hacen falta a sus vecinos. Pero nadie quiere señalarse. Es la ley del color político. Si pío, no asciendo de manera personal. Y así nos va a los pueblos de toda España.

En fin, yo solo quería recordar aquella alegría-ya pasada-del 15 de junio de 1977 que cuentan nuestros padres, las revistas y libros de texto. Había ilusión por votar. Nadie sabía hacerlo. Por eso se formaron tantas colas. Era la primera vez que se metía la papeleta en el sobre y la urna dentro del colegio. Un ritual que no ha cambiado. O ha cambiado mucho. Se ha perdido la ilusión por todo. También por votar.


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