El domingo 10-N es secundario, con lo que nos espera a partir del 11-N

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Pasado mañana, de nuevo, tenemos una cita con las urnas (las cuartas en 4 años) de donde saldrá el nuevo presidente, si consigue los apoyos necesarios para poderlo hacer.

La recortada campaña en cuanto a días es muy de agradecer por el hartazgo que tenemos los ciudadanos, aunque de cualquier forma haya supuesto un gasto superior a los 40 millones de euros. Millones totalmente despilfarrados, sin ninguna utilidad práctica que repercuta en la ciudadanía. Figúrense hasta dónde hubiera llegado el despilfarro si hubieran sido más días.

La cita estrella de la campaña fue el pasado lunes, donde los líderes de los principales partidos y aspirantes a ser Presidente del Gobierno, hicieron un debate que duró tres horas, aunque hubiera dado lo mismo que hubiera durado seis.

Los cinco, por cierto todos hombres y ninguna mujer, se presentaron con sus amplios equipos de asesores, también curiosamente un 85 % hombres, que prepararon los detalles, desde vestuario, hasta la confección de folios escritos de lo que tenían que decir durante el debate.

Para mí todos sacaron la nota de sobresaliente, porque a la natural facilidad de verborrea y tonos más o menos pausados, coincidían en la mayoría de las distintas soluciones para nuestro país.

El debate me recordó a mis tiempos escolares en el Colegio de los Salesianos, cuando los 53 alumnos que estábamos en la clase nos dividían en dos sectores, los que éramos más “torpes y gamberretes”, según definición de nuestros docentes, y los más “listos y bonachones”. A los primeros nos colocaban en las primeras bancas y a los segundos en las últimas.

Cuando teníamos un examen escrito, los “torpes” era casi imposible que pudiéramos copiar, por la cercanía del maestro, mientras que algunos de los considerados “listos” dada la distancia con la mesa del maestro copiaban, colocándose el libro entre las piernas con total naturalidad.

Estos, como era de esperar, tenían el sobresaliente asegurado, pero igualmente quiero dejar claro y reconocer que los “torpes” sacábamos casi siempre malas notas, sobre todo y por encima de todo, porque apenas estudiábamos.

Desde el minuto uno que acabó el debate, todos los politólogos, periodistas y tertulianos especializados, empezaron a dar sus opiniones de quién había salido más beneficiado y quién menos. Son, aparentemente, los grandes gurús de la política, pero en realidad saben tanto como cualquier ciudadano medio. Lo mismo que sabían los especialistas de economía cuando comenzó la crisis en el 2008. La mayoría vaticinaba que la misma duraría como mucho tres años. Han pasado 11 años y en muchas cosas seguimos estando en crisis, aunque ahora lo llaman desaceleración, que es como si fuéramos conduciendo un coche y vamos a 90 km/hora y de repente el coche no puede correr a más de 50 km/hora.

El paralelismo de todos ellos fue las eternas promesas de lo mucho que iban a hacer, pero lo que nadie dijo fue de dónde va a salir el dinero para hacerlo.

Un ejemplo muy sencillo que entiende un niño de ocho años, si una persona quiere comprarse ropa, ir una semana de vacaciones, reformar su vivienda y cambiar de coche, tiene que saber cuánto le va a costar todo y con arreglo a los ingresos que tiene y ahorro, en cuánto tiempo va a pagarlo.

El modelo político actual, con los personajes que están actualmente en primera línea, da la sensación de que está totalmente agotado, y de ahí el fracaso actual, ya que los partidos y sobre todo sus dirigentes con el paso de los años se han ido deteriorando, llegando a la actualidad con líderes muy mediocres, donde se miran su ombligo permanentemente con una alta dosis de ego, anteponiendo su enorme vanidad, su beneficio y protagonismo individual, al bienestar colectivo de los ciudadanos.

Lo digo sinceramente, no creo que ni los unos ni los otros nos vayan a solucionar lo verdaderamente importante. Y, por favor, que de una vez por todas dejen de hablar de Franco, cunetas, republicanos, franquistas, etc., porque al final los que vamos a acabar en las cunetas vamos a ser muchos de la clase media y baja, por no poder llegar a mediados de mes.

La reflexión que les propongo es lo que a continuación expongo de problemas vitales para nuestra vida diaria y juzguen ustedes si de verdad este o aquel partido lo van a solucionar:

-¿Qué va a pasar y cómo se va a solucionar el problema independentista catalán?

-Si los independentistas siguen creciendo y cada vez aumenta su fuerza creo que empezarán a copiar los vascos, Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Galicia, etc.

-¿Qué medidas van a tomar para fomentar la natalidad?

-¿Qué va a pasar con las pensiones, y, sobre todo, con los que ya las cobran y con las que en los próximos años van a cumplir la edad para hacerlo, muchos de ellos con más de 40 años de cotización?

-¿Van a coger el toro por los cuernos de una vez por todas unificando la educación en toda España y potenciando la figura del docente y atribuyéndole la autoridad que necesita para ejercer su importantísima función?

-¿Vamos a poder seguir con la sanidad pública gratuita para todos?

-¿La Ley de Dependencia va a llegar a todos y con celeridad?

-¿Qué va a ser de los famosos “ninis”, que ni quieren estudiar ni trabajar?

-¿Qué va a pasar con los estudiantes que han sacado sus carreras y están en el paro o realizan trabajos muy por debajo de sus cualidades?

-¿Podrán regresar algún día a nuestro país esos jóvenes muy bien preparados y que están en otros países porque aquí no encuentran trabajo?

-¿Cómo se va a canalizar el problema de la emigración, haciéndolo de una forma regulada y dónde se les pueda garantizar un trabajo aunque sea para algunos de la escala más humilde para que puedan vivir de una forma digna?

-¿Cómo van a concienciar y controlar la mucha economía sumergida que existe, para que la mayoría de ella contribuya a aumentar las cotizaciones a la seguridad social y con ello pagar lo que les corresponda de impuestos?

-¿Cuándo van a acabar con el engaño de la subida del IPC, cuando al final del año, la subida de productos básicos suben más y con ello perdemos poder adquisitivo?

-¿Cuándo van a dar en la tecla para poder poner un funcionamiento mezcla de público y privado para que los jóvenes puedan tener una vivienda donde el alquiler esté acorde con el dinero que ganan?

-¿Cómo van a mejorar los sectores donde trabajan más de 53 horas a la semana y ganan poco más de 700 €, estando peor que hace 45 años?

-¿Cómo van a solucionar la violencia y asesinatos de mujeres?

-¿Cuándo van a terminar algunos de una vez por todas con la confrontación cainita que pretende fomentar las llamadas “dos Españas”, y van a dejar de echar gasolina para reavivar el rencor y para que sigan los odios y división? ¿Cuándo van a dejar de utilizar permanentemente algunos con fines espurios la tragedia fratricida concluida hace más de 80 años?

-¿Cómo se va a mantener la súper inflada nómina de todo tipo de políticos profesionales y empleados en empresas públicas (muchas innecesarias), para seguir con las puertas giratorias de enchufes de políticos, familiares y amigos, en empresas deficitarias?

-¿Cómo van a frenar el despoblamiento de las comarcas rurales? ¿Qué políticas se van a emprender para incentivar su desarrollo y para hacer atractivo el asentamiento en esas zonas?

Así podría seguir con muchas más. Hagan su quiniela sobre las preguntas que he expuesto y veremos cuántas mejoran y, sobre todo, cuánto tiempo duran.

El voto del domingo es un acto democrático, pero en la actualidad por este modelo agotado es muy secundario. Porque lo verdaderamente importante comenzará a partir del lunes día 11, porque al final quizás tengamos que acordarnos del dicho: “Virgencita, Virgencita, déjanos como estamos”, porque si algo tiene visos de empeorar, no duden que empeora y si no tiempo al tiempo.


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