Escenario endemoniado

SEBASTIÁN MURIEL GOMAR


Dicen que las elecciones las carga el diablo y así parece ser que ha sido. De una complicación notable, a causa de priorizar los análisis demoscópicos y los intereses particulares por encima de los intereses generales (paro, pensiones, sanidad, educación, nacionalismos…), hemos pasado a una complicación sobresaliente. Elegir Presidente se me antoja un proceso enmarañado, un auténtico galimatías, pero posible: podría ocurrir con un poco de paciencia, diálogo, visión de estado y generosidad. Gobernar, salvo esfuerzos magnánimos de casi todos que no se aprecian hoy, será misión casi imposible. Así que, en caso de haber legislatura la preveo más bien de breve recorrido.

Mi primera impresión es que en el Parlamento, por desgracia, se van a sentar demasiados radicalismos de diferentes tipos. La subida de VOX de 24 a 52 diputados ha sido muy fuerte: 1.000.000 de votos más y más del doble de diputados que en el pasado mes de abril. Aquí mi reflexión se centra en la España-anti. En los últimos años ha surgido un antiespañolismo bastante interesado y basado en mentiras. El Estado también, desde hace años, ha tenido escasa presencia en feudos independentistas por cálculos electorales de los partidos y sus miopes? líderes. Se ha cedido demasiado espacio a unas minorías casi dictatoriales. Esa actitud, iniciada por Felipe, continuada por Aznar y mantenida durante legislaturas ha provocado la reacción de un sentimiento singular de España que VOX ha sabido capitalizar. Sinceramente no creo que haya tanta ultraderecha en España (3.640.063 votos – nov 2019) pero sí creo que hay mucho descontento con una permanente deconstrucción del Estado Central, lo que genera mucha desigualdad. Vox surge ahora con fuerza, pero lleva decenas de años cocinándose. Ante el brote antiespañolista retoñan los españolistas mezclados – por desgracia – con nostalgias franquistas. Por cierto que, creo que Sánchez ha actualizado el recuerdo de El Cid Campeador utilizando el cadáver de Franco. Lo de Franco había que hacerlo pero, para mí, no en periodo preelectoral, no era el momento.

Como no podía ser de otra manera, la subida de VOX lleva aparejada la remontada del independentismo radical, tintado de violencia organizada en Cataluña, con la aparición de la CUP y subida de JxCat; avanzan PNV y Bildu en el País Vasco y renace el BNG en Galicia. A más radicalismo de un lado, más radicalismo del otro: todo lo contrario de lo que estimo conveniente para esta piel de toro. A este ritmo, y porque resulta bastante rentable, no será extraño que florezcan más independentismos en Andalucía, Palencia o en el Valle de Arán, alimentados siempre – por supuesto - por la gran teta de las arcas públicas.

Indudablemente el gran perdedor ha sido Ciudadanos que ha cometido errores de bulto. En mi opinión, dejó de abonar sus raíces en Cataluña y se equivocó intentando echarle un pulso al PP. Además no supo aprovechar sus ¡¡¡ 57!!! diputados para sumar mayoría absoluta con los 123 del PSOE (Abril, 2019). Todo el mundo fue consciente de que asistiríamos a un suicidio político, todos menos Rivera y su círculo de íntimos. Tendrán que reflexionar y mucho. Pero la debacle de C’s no puede ocultar las derrotas del PSOE y del PP. Sánchez ha ganado las elecciones perdiendo tres escaños y más de 760.000 votos y el PP ha subido 22 sillones quedándose en 88, que sumados a los dos de NA+ llegan a 90, pero lejos de los 100 que manejaban algunas encuestas. También ha perdido Unidas Podemos que pasa de 42 a 35, sin olvidar que en tres años UP ha extraviado la mitad de sus diputados (en 2016 tenía 71).

Completan el panorama la tímida irrupción de Más País con tres, Coalición Canaria que mantiene sus dos puestos, el Partido Regionalista de Cantabria con su diputado y aparece con uno Teruel Existe, que se ha puesto por delante de populares y socialistas. Curiosamente, cada vez hay más partidos con nombres de lugares.

Ante este ramillete de opciones y circunstancias, desechada por Pedro la gran coalición con el PP y C’s, el futuro de España tras el pre-acuerdo PSOE – UP pasa por un Gobierno Frankenstein, o sopa de letras como lo llaman algunos, que podría reunir cinco, seis, siete… partidos y algunas estratégicas abstenciones. Posible, pero sería un ejercicio de equilibrios muy delicados con los genes de la inestabilidad.

Pedro se ha decantado por Pablo – manda narices que se apellide Iglesias - y la Bolsa bajó. La libertad es lo que tiene: La mejor decisión para mí no lleva en su interior los mejores beneficios para mi familia. La España de noviembre de 2019 está más radicalizada que en el pasado abril. Critico a los responsables de esta hazaña y espero que los radicalismos no nos coman el queso sabio de la moderación.


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