Días de loterías, de rifas y panderetas

ARTURO LUNA BRICEÑO


Llega la Navidad y el personal se acuerda de que hay que comprar lotería, llenar la despensa y ponerse hasta arriba de pasteles, turrones y torreznitos del pico y el ajitos de cuajar.

Hoy más que celebrar el Nacimiento del Niño Dios, celebramos un acto pagano dedicado a una de las veneraciones modernas con más éxito: El consumo.

Y para paliar los latigazos que sufren las carteras nos acordamos de la lotería de Navidad, por si suena la flauta. Y comienza el desmadre de decimos, participaciones de las cofradías, los viajes de fin de curso, las peñas y porque no decirlo, las ganas que algunos tienen de engañar al prójimo vendiéndole participaciones sin respaldo alguno o con un número al voleo. En resumidas cuentas una tradición secular española, que todos los años, como el turrón, vuelve a nosotros por Navidad. Bienvenida sea y si es con suerte, mejor que mejor.

Llevo mucho tiempo interesándome por las loterías antiguas. Aquellas que se hacían en la Huerta de la Vega Baja del Levante y que se cantaba en los bares de Pozoblanco, que una vez a la semana jugaban a la lotería, que hoy los modernos llaman Bingo. 

Décimo de Doña Manolita


Los números, en su mayor parte se cantaban por el mote que tenían y no por el cardinal que los identificaba. Salvo las excepciones locales, esta manera de nombrar el numeral se debe al analfabetismo que la mayoría de las gentes tenían en los siglos XVII y XVIII. Y como no conocían e identificaban fácilmente los números de la participación, para facilitarle el conocimiento y la adquisición, la numeración se ponía dentro de un cromo o una estampa. Así se han conservado estás loterías hasta nuestros días, en la que sus herederos son la ONCE.

Cuando la solicitud de números de estas rifas fue decayendo, las imprentas dejaron de publicar los pliegos de los cromos, que iban del uno al cien. En las rifas locales, que se siguen haciendo, se utiliza la variante de los cromos de la baraja español

Me gusta, y lo practico muy a menudo, comprar en las administraciones de loterías un décimo, diciéndole el mote de las dos últimas cifras que tienen en la lotería huertana o como en otros lugares la conocen por Lotería Campechana. 

Pliego de cromos antiguos murcianos


Los números más significados son: el 2 el Sol; el 7 La Luna; el 10 es La Rosa; el 11 es El Clavel, el 14 Las Cerezas;

El 15, uno de los más conocidos, La Niña Bonita, lo mismo sucede con el 22: que primero era La Manzana, pero con el tiempo se le cito como Los dos patitos; el 55 los gallegos y más modernamente Los Civiles; el 66 Las Monjitas, y el 77 Las Banderas.

Los que se refieren a un animal o ave doméstica son: el 26 El Gallo; el 30 El León; el 31 El Caballo; el 34 El Pato; el 38 El Perro; el 39, El Toro; el 51 La Cabra; El 59, El Canario; el 73 el Conejo; el 75 el Gato; el 79 el Cochino; el 87 el Pez; el 89 La Gamba; el 92 El Palomo; el 94 La Rata; el 95 el Pavo; el 97 la Gallina y el 98 el Borrego.

Frutas y hortalizas: El 23 el Melón; el 49 La Breva; el 52 el Tomate; el 53 el Pimiento; el 56 la Lechuga; el 57, la Zanahoria; 58 el Limón; el 70 el Albercoque (que es como en la Huerta Murciana llaman al Albaricoque, pero en Andalucía hasta hace muy poco tiempo se le decía Albarillo), 

Pliego de cromos antiguos murcianos


La lotería casera y la que se cantaba en las tabernas tenía noventa números. Por eso al último: El 90 le llamaban El Abuelo. En la lotería de la Huerta, los números llegaban hasta el 100, y los dos últimos cromos eran: El 99 La Agonía y el 100, el 00: La Muerte, que es, como es lógico, el final.

A otros números se le tenía cierta vergüenza al adquirirlos: el 69, no tenía el mote de hoy día y se le conocía por La Mudanza. El 88 llevaba un cromo mostrando dos senos y le decían Las Mamellas. El 72 era La Figa. El 86, La con Perdón, porque lo que representaba era una mierda.

Y para despedirnos los más piadosos, el 13 San Antonio; el 16 la Virgen del Carmen; el 19 San José; el 44 el Escapulario; el 67 el Fraile y el 68 el Rosario.

Yo llevo algunos números que los he elegido por su mote y por lo que significaban en su origen huertano. Espero que funcionen porque para conseguir algunos me he tirado dos horas y media en la cola en Doña Manolita.

Felices Fiestas a todos y suerte en la lotería. Invoco el deseo de suerte del mundo del teatro. ¡Mucho 86! ¡Mucha La con perdón! Que con la que está cayendo y la que amenaza con caer… falta nos va hacer.




No hay comentarios :

Publicar un comentario