El legado que le pidió cuentas al rey Carlos III

ARTURO LUNA BRICEÑO





El hermano Tomás de San Francisco, Presidente del Hospital de Jesús Nazareno de la Villa de Pozoblanco, puesto a los Reales Pies de Vuestra Majestad, con el más profundo respeto Suplica:
  Señor:
El hermano Tomás de San Francisco, Presidente del Oratorio y Hospital de Jesús Nazareno de la Villa de Pozoblanco a los Reales Pies de V. M. Con el más profundo respeto dice: que en el referido Hospital se curaron en el presente año varios Sargentos y soldados enfermos del Regimiento de Infantería de Murcia con el motivo de haber transitado por dicha Villa de vuelta de la Campaña, lo que excuso con el celo, caridad y cuidado que corresponde a su instituto en medio de su notoria pobreza, pues es constante se mantiene de la Providencia y subsiste por la piedad de sus Bienhechores, y por esa razón debió empeñarse para subvenir a la necesidad de dichos enfermos, y aún está debiendo lo que consumieron en alimentos, asistencia de Médicos, medicinas: y respecto que V. M. Se dignó expedir orden comunicada por su Ministro de Guerra en carta del 12 de Noviembre de 1762 al Conde de Aranda declarando que la Realmente de V. M. Era señalarse por cada estancia 5 reales y 27 Maravedíes, ha acudido el Suplicante a la Intendencia de Sevilla para la percepción de 4.925 Reales de Vellón que lo importaron respecto a 850 estancias, y le fue respondido, que por Ordenes Generales solo se amplían a pagar 3 reales por cada estancia, lo que es discorde de la anterior Orden citada de V. M. Por este del tal que, queda perjudicado dicho Hospital en cuya atención:
   Suplica rendidamente a V. M. Que usando su real Clemencia mande, que por la Tesorería General de esta Corte se paguen, al referido, 4.925 reales de conformidad de la citada resolución de V. M. Y con esto quede indemnizado el nominado Hospital del gravamen y descubierto en que se haya, gracia que espera de la Real Piedad y benigna propensión de S. M.
    La Carta forma parte de un amplio legajo en el Archivo General de Simancas, donde se repitieron los recados entre la Corte y la Intendencia de Sevilla, que era reticente a las pretensiones del Hermano Tomás, que siguió erre que erre,  apelando a la Orden que el Rey Carlos III, dio al Presidente del Gobierno, el Conde de Aranda, quién años antes había expulsado a los Jesuitas de España, y que con sus Ministros Ilustrados andaba preparando reformas para acabar con la Mano Muerta que suponía que la mayor parte de las tierras productivas de España fuesen propiedad de Eclesiásticos. El Conde  de Aranda, ante la insistencia del Hospitalario envió la carta a su Ministro de Hacienda, el napolitano Marqués de Esquilache. Autor de algunas órdenes tan impopulares como la del sombrero de Tres Picos, o el recorte del ala  al sombrero de teja  de los Curas.
  Esquilache le escribió al Ministro de la Guerra, que le contestó negando la deuda al precio que solicitaba el Hermano Tomás.
   De nuevo insiste el recalcitrante lego en que se le han de pagar 4.925 reales y así transcurre más de un año hasta que Esquilache escribe:
S. M. Manda se abone cada  estancia a los cinco reales y 27 maravedíes; pero consta, que en virtud de Certificación dada por el Contador Principal del Ejercito de Campaña, haberse satisfecho por ella a Don Mateo Panes, Sargento Mayor del Regimiento de Infantería de África 27.010 reales y 26 maravedíes de vellón. Los 25.218 y 16 de ellos por el importe de 4.542 estancias que en Hospitales  establecidos de su cuenta en la Villa de Cebolla y otros lugares causaron diferentes militares en los Meses de Febrero, Marzo y Abril de este Año”.(1762).
 El Hermano Tomás de San Francisco no necesitó ayuda de nadie para pedir unas asistencias que el consideraba se debían pagar a un precio y el Ejercito a otro. Su arrojo e insistencia dio su fruto y el Ministro de la Guerra daba  Orden de pago a la Intendencia de Andalucía.
   Este legajo se encuentra en el Archivo General de Simancas con la Referencia de D.G. I. 682.- Folio 34, es una de las muchas referencias y noticias que de esta Institución existen en varios Archivos Nacionales y que nos revelan que los Presidentes del Hospital de Jesús Nazareno eran hábiles y pertinaces administradores que no dudaban de reclamar sus derechos y sus dineros ante el mismísimo Rey de España.  ¿Cuándo cobró estos dineros el Hospital? No consta. Como tampoco el número de soldados que fueron atendidos. Estas noticias deben de estar en el Archivo del Hospital, aunque parte de él ha desaparecido. No sabemos cuándo fue desposeído de sus bienes, ni cuándo se convirtió en asilo, y dejó de ser Convento Hospital como lo llamaba el Marqués de Esquilache.

No hay comentarios :

Publicar un comentario