Para que no cierren servicios hay que fijar la población

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ




El año nuevo ha comenzado con noticias negativas, como el cierre de entidades bancarias en varios pueblos de nuestra comarca. Por desgracia esto no es nada más que la punta del iceberg de ese futuro inquietante que se nos avecina en un medio plazo.
Al final todo se prioriza con el criterio exclusivamente económico, y si una cosa no es rentable se cierra. El servicio elemental y necesario que se presta queda para los románticos.
Vengo repitiendo en distintos artículos que hay dos prioridades en nuestros pueblos: La creación de empleo y, derivada de ésta, el frenar la sangría de pérdida de población que sufrimos desde hace más de dos lustros.
Está bien que haya iniciativas para atraer a  personas que ahora ya viven fueran de Los Pedroches, y que solo vienen una media de un fin de semana al mes a la comarca. Pero lo que resulta evidente es que la mayoría de  los  que se han marchado lo han  hecho por cuestiones profesionales, y, con todos mis respetos,  para mí esto de intentar atraer esporádicamente a los que ya se han ido, se queda solo en buenas intenciones que realmente no sirven para casi nada.
Somos todos los que vivimos el día a día aquí los que tenemos que aunar esfuerzos para conseguir las dos prioridades que expongo. Por ello es vital el fijar la población de todas las personas y por supuesto la de los jubilados.
La despoblación afecta al 60% del territorio español, donde más de 4.000 municipios de los 8.000 que existen en la actualidad en España, de seguir la tónica actual, están condenados a desaparecer. Tan sólo el 6% de las personas viven en la mitad del territorio, mientras que el 94% restante se aglomera en la otra mitad. España está a la cabeza como el más despoblado de todo el sur de Europa.
Los índices de natalidad actuales son los más bajos desde 1.941,  y si seguimos así, en aproximadamente 32 años, nuestro país será el más envejecido del mundo, y  un 41% de los españoles tendrá más de 60 años.
En nuestra comunidad, de cada diez municipios, siete están perdiendo población.
Todo esto es un fiel reflejo de lo que está pasando y pasará en nuestros pueblos. Las personas mayores van a ser también un factor fundamental para el sostén de los pueblos. Primero consiguiendo que los que mejor estén vivan en sus domicilios, y cuando el grado de dependencia sea mayor, tengan que pasar a vivir en residencias.
De esta forma se crearán puestos de trabajo, tanto en el domicilio como en las residencias, ya que una de éstas, que por ejemplo de cabida a 100 residentes, genera unos 40 puestos de trabajo. Porque además todo estos puestos directos a su vez crean puestos indirectos.
Posibilitando que nuestros mayores sigan viviendo en nuestra comarca.
A ojo de vuelo de pájaro podemos decir que no sólo hace falta una nueva residencia en Pozoblanco, un error de planificación y visión de los que estaban gobernando hace 20 años, sino que se van a necesitar tres o cuatro más en los próximos 12 años.
Estas construcciones de gran envergadura, tanto por el coste económico como por las normas a cumplir, no se hacen en tres meses. Y por ello no es que sea urgente el tener la que ya se necesita para dar cabida a quien está en lista de espera, sino para hacer que regresen pedrocheños que se encuentran fuera de Los Pedroches. De la misma manera que si se ofrecieran más plazas vendrían residentes de otras comarcas.
Pero para conseguir proyectos tan importantes tenemos que resolverlos los que vivimos aquí.
Estos días tan revueltos y descabellados en la política nacional, donde, sorprendentemente, la ética y la moral según se ve ya no valen para nada y el embuste patológico y el cinismo desvergonzado son ampliamente recompensados y obtienen un enorme premio, donde parece que da lo mismo ser leal que ser traidor, donde muchos engañabobos siguen pastoreando con su consabida demagogia y con enorme facilidad a los ingentes rebaños de bobos que en el mundo habitan, me hago una reflexión: Visto el gran batiburrillo de partidos que hay y en consecuencia la cantidad de diputados tan dispersos, muchos de los cuales con una deslealtad infame y bochornosa se pasan por el arco del triunfo la unidad de España, la Constitución y el interés general, llegando a manifestar incluso en la sede de la soberanía nacional, con todo el descaro del mundo, que “me importa un comino la gobernabilidad de España”,  si las cosas se están poniendo así, o algunos están dejando que se pongan así, van a conseguir que nosotros nos planteemos también algún día el crear un partido político válido para nuestra zona norte, que uniera a El Guadiato y Los Pedroches con el nombre de, por ejemplo, ”El norte de Córdoba también come”.
Con unos 84.000 habitantes entre ambas comarcas obtendríamos un diputado como mínimo, y, visto el caso de Teruel,  hasta podríamos ser determinantes con nuestros “sí” o “no” para un futuro Gobierno.
De esta manera seguiríamos el ejemplo de la agrupación “Teruel existe”, que ya ha puesto el cazo para recoger muchos dineros, como ocurre con los insaciables partidos nacionalistas que, como no hay quien los frene, pasan constantemente enormes facturas al que gobierna, facturas que al final pagamos el resto de españoles.
Este planteamiento,  que hace 20 años hubiera parecido un chiste  grotesco o  una caricatura burlesca digna del TBO, hoy en día, en esta sociedad  enferma y desquiciada, donde demasiadas veces la política se convierte en un esperpéntico cambalache en el que campan a sus anchas y con absoluta impunidad vulgares trileros, mamarrachos rufianes y aprovechados medradores de todo calibre y condición, y donde parece que algunos quieren avocarnos irremisiblemente a la polarización extrema (tan peligrosa), al cantonalismo decimonónico y a la atomización, nos ofrece una situación que genera una reflexión a tener en cuenta en este actual río revuelto de indecencia e impudicia.
Y si ese planteamiento localista lo abrimos un poco y lo trasladamos a toda Andalucía, con ocho millones y medio de habitantes, si unificáramos el voto en un solo partido, obtendríamos 65 ó 70 diputados, y tendríamos la sartén cogida por el mango para entrar en coalición y con honores en un hipotético futuro Gobierno, ya pudiera este Gobierno autodenominarse y autoproclamarse pomposamente como “progresista”, “progresista-equilibrista”, electricista, radiotelegrafista o taxidermista.
Pero para esto tenemos que espabilar y dejar de quedarnos en la inmovilidad, tenemos buenos maestros en algunas comunidades,  o como más le gusta a ellos,  “país”,  o más aún, “nación”, que debe ser por hablar en catalán, vascuence o gallego.  Y como no cambiemos el pensamiento nos quedaremos a verlas venir, como nos ha pasado la mayoría de veces.
¿De qué comunidad ha sacado Pedro Sánchez más votos para haber ganado la investidura con mayoría simple?
Él, en agradecimiento a Andalucía, nos paga con el olvido, la indiferencia y el trato de comunidad residual. Mientras, Susana Díaz, para no perder el sillón actual que ocupa, calla, otorga lo que antes no otorgaba, y mira para otro lado. Y de esta forma se pierde la dignidad pero se mantiene el puesto. Lo que le ha ocurrido a casi todos estos, que prefieren puesto sin honra que honra sin puesto. Seguramente porque no sepan ni entiendan que la dignidad personal es el mayor de los tesoros que tiene un ser humano.
Se hace casi vital el que se produzca un cambio en todos los pedrocheños, primero agarrándonos a nuestra tierra para permanecer en ella, porque si no fijamos la población el que cierren entidades bancarias será el menor de nuestros problemas, porque a ellos se le sumarán otros más importantes como sanidad, infraestructuras de comunicación, servicios sociales, construcciones de residencias de la tercera edad, centros de educación, etcétera.
O damos un giro de timón, o tenemos todas las papeletas para que en un futuro nos toque el premio de zona en peligro de extinción.
                                                ¡Los Pedroches también come!

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