¿Quién hace las tareas en casa?

EMILIO GÓMEZ
(Periodista - Director)


Cuesta creer que con los avances que se están produciendo en educación, colegios bilingües, un profesor por cada materia, avances tecnológicos y clases de apoyo en academias, los resultados estén siendo tan malos y de nivel tan bajo.

Todavía es más sorprendente si tenemos en cuenta que los niños tienen el apoyo de los padres en las tareas (cosa que no se tenía antes). El problema puede ser precisamente ese, apoyar en exceso y no dejar el espacio al niño para que se busque la vida. Antes si no hacías los deberes, el responsable eras tú. Si no entendías una cosa, te buscabas la vida para aprenderla. Uno se organizaba con su propia agenda la cual no revisaban nuestros padres. Uno hacía las tareas por sí mismo. Eso de que los padres nos hicieran los deberes era impensable.

El que quería estudiar se lo curraba a su manera. Evidentemente había el que no daba un palo al agua, pero ese es otro tema.

El problema, en la actualidad, es que el estudiante no sabe cuál es su papel. ¿El alumno es él o es la madre? Esta le hace los deberes, le revisan la agenda, le prepara para los exámenes. Controlan absolutamente todo. Los padres también pero sobre todo las madres. Evidentemente a los niños se les escapa su propio control y creen, aunque no lo digan, que todo es tarea de los padres.

A los padres solo le hace falta ir a clase y de paso hacer el examen. Los alumnos se han convertido en espectadores de su propia obra. No son los actores. Y si ellos no representan su obra, se la representan. Antes o después encontrarán el fracaso. Pan para hoy y hambre para mañana.

Los niños son los responsables de lo que le piden en el colegio, no los padres. Es cierto que el sistema educativo ha invitado a ello con trabajos que pedían que no eran para niños, con demasiados deberes y con unos libros con ejercicios difíciles de descifrar. Eso es verdad pero lo que está matando a la educación es ese afán de los padres porque su hijo sean los mejores.

Esa sobreprotección es la que puede hacer a nuestros hijos débiles. Uno aprende en la vida cuando se enfrenta a las situaciones por sí solo y cuando empieza resolver los problemas del día a día. Si se los estamos resolviendo, no le estamos dejando que desarrolle su propia vida. Otra cosa preocupante es que los padres entran en una espiral donde las notas que les ponen a sus hijos se las atribuyen como suyas. Esto ha hecho que la relación madre-hijo se escolarice. Los resultados académicos son lo que importa. Una competición, a veces, entre madres que resulta asombrosa. Todo gira alrededor de esa necesidad y se han olvidado de que el terreno de una madre o padre no está en ser profesora o profesor de su hijo sino en ser madre y padre inculcando valores, juego, diversión, responsabilidad en otras tareas y hacer que este tenga su propia autonomía. El apoyo mal hecho puede generar dependencia. Lo importante no es el examen del día después, es sentar la base sólida de un alumno que sepa estudiar por sí solo, ser responsable de sus deberes y resolver las cosas sin ayuda. Las notas llegan por sí solas.

Esto es como la vida que quien va buscando siempre la pasta acaba fracasando. Las cosas llegan por sí solas. No le damos tiempo a los niños que es precisamente lo que necesitan tiempo para hacerse.


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